lunes, 19 de abril de 2021

208 años de la siembra del árbol de la Libertad en Honda Tolima Por Laura Zabala

Laura Zabala, administradora Ambiental y Especialista en Gestión Ambiental-

 El Centro de Historia de Honda y el Semillero de Historia de la casa Museo Alfonso López Pumarejo, hacemos presencia hoy lunes 19 de abril de 2021 en el costado norte de la plaza de Mercado en la plazuela de San Francisco, para conmemorar los 208 años de la sie4mbra del árbol de la Libertad.

De izquierda a derecha Laura Zabala, Tiberio Murcia, Natalia Cardona y Jaime Nieto Zamorano

Recordemos una parte de nuestra historia: 

Antes de sembrar el árbol de la libertad en la Ciudad de Bogotá que en ese entonces era Santafé de Bogotá, se realizó el primer acto cívico y patriótico con la siembra de un árbol de especie Arrayan en la Villa de Honda el 19 de abril de 1813, sembrado frente a la plaza principal.

De izquierda a derecha Laura Zabala,  Cindy Camacho, Natalia Cardona y Jaime Nieto Zamorano

La tradición de plantar árboles fue heredada de la Revolución Francesa, es decir de una revolución de la cual se esperaba morder un delicioso fruto: La libertad.

Hoy por hoy nuestro árbol de la libertad aún nos recuerda cuando Cundinamarca declaró su independencia absoluta de España. 

De izquierda a derecha  Tiberio Murcia, Natalia Cardona, Laura Zabala,  y Jaime Nieto Zamorano

Es por esto que el día de hoy queremos invitar a que sigamos viva la tradición de plantar árboles de la Libertad, la libertad por la cual soñaron y lucharon a través de tantas batallas, padecimientos y sacrificios de nuestros padres de la patria y sus ejércitos, sigamos conmemorando esta fecha tan importante para Colombia con la siembra de árboles frutales autóctonos de nuestro municipio.

“Un pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla”


De izquierda a derecha  Jaime Nieto, Natalia Cardona, Cindy Camacho, Laura Zabala y Tiberio Murcia

lunes, 12 de abril de 2021

Breve relato de nuestro origen como Estado Por Guillermo Pérez Flórez ELNUEVODIA


A mediados del siglo XIX Colombia no terminaba de consolidarse ni política ni institucionalmente. Eran frecuentes los cambios de constitución, el poder ‘nacional’ era débil, las guerras civiles y los alzamientos de caudillos regionales eran frecuentes. Las élites políticas no se ponían de acuerdo sobre el modelo político territorial y se escenificaban luchas fratricidas entre centralistas y federalistas, asunto que también dividió a las fuerzas patriotas durante la llamada primera República. Eran días en los cuales el país andaba a tientas, tratando de encontrarse. 

La Iglesia Católica ejercía un poder económico y político descomunal, y las relaciones con el Estado eran conflictivas. Se mantenía el “diezmo”. Algunos estimaban que ésta era dueña de una tercera parte de los inmuebles que existían en la república. José María Samper llegó a calcular las rentas anuales de la Iglesia en seis millones de pesos, dos veces más que las del Estado. Tocar sus privilegios políticos y fiscales provocó la primera guerra civil nacional después de la Independencia, la llamada ‘Guerra de los Supremos’ (1839-1842) cuyo origen fue la aplicación de una ley promulgada en el Congreso de Cúcuta que ordenaba el cierre de los monasterios que tuvieran menos de ocho miembros. Treinta años atrás se había logrado la independencia, aún así la institucionalidad colonial estaba casi intacta. Valga recordar que apenas en 1851, bajo el liderazgo de José Hilario López, se aprueba la abolición de la esclavitud. 

Una de las figuras más sobresalientes de la época fue el General Tomás Cipriano de Mosquera y Arboleda. Oriundo de Popayán, vástago de una prominente familia dueña de minas de oro, grandes haciendas y ejerciente del comercio. Un auténtico clan. Varios de sus miembros ocuparon cargos importantes en el nivel regional y en el nacional. Su hermano mayor, Joaquín Mosquera, ejerció la presidencia de la República durante unos meses (entre junio y septiembre de 1830) y luego la vicepresidencia. Sus hermanos menores también ocuparon cargos relevantes: Manuel José fue el primer rector de la Universidad del Cauca (1827) y Arzobispo de Bogotá (1835-53), y Manuel María un destacado político y diplomático. Pero ahí no paraban sus tentáculos. Monseñor Antonio Herrán y Martínez de Zaldúa, era hermano de Pedro Alcántara Herrán, yerno de Mosquera y presidente de la República.

Con apenas 15 años de edad Mosquera formó parte de las huestes de Antonio Nariño, después sería diplomático y administrador provincial nombrado por el Libertador Bolívar, de quien se convertiría en partidario leal del proyecto de la gran Colombia. Presidió la Nueva Granada (1845-1849); la Confederación Granadina (1861-1863) tras rebelarse contra el gobierno de Mariano Ospina Rodríguez; y los Estados Unidos de Colombia (1863-1864 y 1866-1867), como se llamó la república antes de que en 1886 tomara definitivamente el nombre de Colombia. 

La rebelión de Mosquera contra Mariano Ospina hay que leerla en el contexto de la turbulencia política que vivía el país, bajo el influjo de las transformaciones que ocurrían en Francia, las tensiones con la Iglesia Católica, y el surgimiento de corrientes doctrinarias como el liberalismo radical, a la cual se adscribió lo más destacado de la inteligencia granadina, comenzando por Manuel Murillo Toro, Rafael Núñez y José María Samper, grandes líderes políticos de la época. 

La constitución de 1853 había configurado un sistema político que auspició una descentralización que desembocó en federalismo. Bajo ella se creó el Estado de Panamá en 1855, el Estado de Antioquia en 1856, y los estados del Cauca, Cundinamarca, Boyacá, Bolívar, Santander y Magdalena en 1857. El surgimiento de los estados produciría la eliminación de las provincias, que fueron absorbidas por los estados federales. En su enfrentamiento con Ospina, para fortalecer su posición política, Mosquera recoge el clamor de los representantes de las provincias de Mariquita y Neiva al Congreso de la Confederación, y crea el Tolima. Una petición que había sido negada años atrás, y que habían liderado José María Rojas Garrido y Manuel Murillo Toro. Reclamaban el derecho a ser un estado más de la Confederación, y argumentaban tener más riquezas que Bogotá y ser de los principales exportadores de quina, tabaco y añil, sombreros y artesanías de fique, cuero, plata y oro. 

Mosquera crea el Estado del Tolima el 12 de abril de 1861, desmembrando del Estado de Cundinamarca a Mariquita y Neiva. Decisión que tardaría en consolidarse, dada  la turbulencia política existente. Por ello, el Tolima tuvo varios presidentes interinos. Ángel María Céspedes, designado por Mosquera, quien fuera apresado por las guerrillas conservadoras que se tomaron Neiva, lo cual obligó a trasladar la capital a Ambalema, y a nombrar a Lino Ruiz, considerado un ultraradical. Meses después lo sustituiría Rafael Buenaventura, y luego a éste el coronel José María Cuéllar Poveda. El Tolima no terminaba de nacer.

Finalmente, el 20 de septiembre de 1861 los Estados de Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Santander y Tolima firman el Pacto de la Unión que legitima a Mosquera y todos los decretos, leyes y resoluciones dictados por él en ejercicio del poder provisional. Además, reconocen al Tolima como Estado Soberano. Posteriormente, el 21 de diciembre de 1862, el general José Hilario López, que había sido presidente de la República, es elegido por la Asamblea Constituyente del Tolima como primer presidente titular del Estado del Tolima, y designado junto con José María Cuéllar Poveda, Liborio Durán Borrero, Bernardo Herrera Buendía y Manuel Antonio Villoria, delegado a la Convención de Rionegro, que en 1863 adoptaría el federalismo bajo el nombre de Estados Unidos de Colombia.  Dicha convención originalmente iba a tener como sede a Ibagué, pero al parecer Mosquera la trasladó a Rionegro para mantener controlados a los conservadores antioqueños.

La primera capital del Tolima fue Purificación, que lo había sido de la república treinta años atrás. Sería capital dos años, luego pasaría a serlo Natagaima, también lo serían Guamo, Ibagué y finalmente Neiva desde 1877 hasta 1886, cuando se abolieron los estados y crearon los departamentos. 

El Tolima nació de la mano de los grandes de la época. Tomás Cipriano de Mosquera, José Hilario López, Manuel Murillo Toro, José María Rojas Garrido, entre otros. Y entraría a brillar en el firmamento nacional con luz propia tanto en lo político como en lo económico. Un dato poco comentado: todos ellos eran masones, miembros de la logia Estrella del Tequendama Nº 11. Así, puede afirmarse que el Tolima fue una creación masónica. Su territorio iba desde La Victoria (hoy Caldas) hasta Pitalito (Huila), casi 45.000 kilómetros cuadrados. Un bello archipiélago de páramos, sabanas, valles y ríos. Duró solo 25 años, entre 1861 y 1886, año histórico en el que los centralistas ganaron la guerra y acabaron con el federalismo de la constitución de Rionegro, con Rafael Núñez a la cabeza. Nueve años después, en 1905, Huila se separaría al convertirse en departamento, poniéndosele fin al proyecto iniciado por Mosquera en el Alto del Raizal en inmediaciones de Guaduas (Cundinamarca), cuando en el fragor de una guerra civil decretó la creación del Estado del Tolima.

 

Constituciones, capitales, presidentes

“El Estado del Tolima duró 25 años, del 12 de abril de 1861 al 7 de septiembre de 1886, cuando entró a regir una constitución centralista inspirada por Rafael Núñez, que acabó con el sistema federal. Tuvo seis constituciones, siete capitales (Ambalema, Espinal, Guamo, Ibagué, Natagaima, Neiva, y Purificación) y 26 presidentes, entre provisorios, titulares e interinos. El primero de ellos fue el general Tomás Cipriano de Mosquera, y el último el general Manuel Casabianca, a quien Núñez nombró como primera autoridad civil y militar. Tres de quienes desempeñaron la presidencia del Estado lo fueron también de la República: Tomás Cipriano de Mosquera, José Hilario López y José María Rojas Garrido”.

GUILLERMO PEREZ


domingo, 11 de abril de 2021

Expedición 160 años evocación al Tolima soberano Por María Yolanda Jaramillo Gaviria EL NUEVO DIA


 Historiadora María Yolanda Jaramillo Gaviria, en la presentación de su  libro "Los Colores de la historia", junto  a Tiberio Murcia Godoy del CHH

“Nació el Tolima a la vida política como estado soberano, el 12 de Abril de 1861, por Decreto del General Tomás Cipriano de Mosquera”. ¿Cómo sucedió?... es todo un proceso… Cuando las tribus del Valle del Magdalena y de la Sierra, fueron sometidas, la máxima autoridad del Virreinato de la Nueva Granada (Real Audiencia) dividió la región del alto Magdalena en dos municipios llamados Neiva y Mariquita, separados por el cauce del río Saldaña.

Posteriormente para un mayor control administrativo del territorio, se denominaron “Provincias”. Estas tierras abarcaron lo que correspondía al Tolima y Huila; la Provincia de Mariquita por estar mejor ubicada para la comunicación con Santa Fe, y por su mayor riqueza minera, alcanzó mayor importancia que la Provincia de Neiva. Mariquita fue ejemplo de un gran movimiento libertario en 1814, como la primera provincia que proclamó su propia constitución en 1815; lucha que fue extinguida con la muerte de su caudillo José León Armero. Estos movimientos de libertad no fueron en vano, prepararon el camino hacia reformas políticas, que permitieron ir saliendo de los esquemas feudales, heredados de la Colonia.

Además el país se dirigía hacia el Federalismo, la constitución de 1853 lo institucionalizó, entrando en una nueva etapa política, consolidarlo, lo cual se obtuvo con la constitución de 1858, que hizo honor a los ocho estados que conformaban la Confederación Granadina. Gobernaba en ese momento Mariano Ospina Rodríguez, conservador,  señalado de vulnerar los derechos de plena autonomía que les correspondía a los recién conformados Estados. 

Fueron tantos los desacuerdos con el gobierno central, que el general Mosquera, ex presidente y gobernador del Estado del Cauca; se rebela y logra que lo sigan al estado de Bolívar, en su separación de la Confederación Granadina. 

Este inconformismo se extendió, conduciendo al país a una guerra civil (9 de Mayo de 1860). La revolución llega a los territorios del Alto Magdalena, la población liberal de Neiva y Mariquita se une, así se describe: “el jefe revolucionario embarca sus tropas en canoas y champanes, permitiendo que el Magdalena lo llevara hasta Purificación, donde lo respaldó el Batallón Unión;  el armamento traído del Cauca fue entregado a los comandantes, que salieron a  su paso en el río Saldaña, su ruta era llegar al cuartel general en el Espinal, donde fue coordinada la lucha en todo el Valle del Magdalena”.

El general Mosquera llegaría a la capital de la República, donde se proclamaría Presidente. A su llegada a Cundinamarca, en un sitio arriba de Guaduas, llamado el Alto del Raizal, a instancias de los militares de las Provincias de Mariquita y Neiva, decide crear por decreto del 12 de abril de 1861 el Estado Soberano del Tolima, nombre que toma de la cumbre nevada. La creación del Estado Soberano del Tolima, fue el mejor homenaje al coraje, decisión y espíritu libertario de centenares de tolimenses que entregaron con su sangre, el derecho a vivir en libertad.

MARÍA YOLANDA JARAMILLO.

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Tomado de; Expedición 160 años evocación al Tolima soberano | El Nuevo Día (elnuevodia.com.co)

viernes, 9 de abril de 2021

Colombia 9 de abril 1948 – 2021 73 años en búsqueda del Respeto Por Claudia Patricia Ortiz Garcia Boletín educativo y cultural Biblioteca universitaria Coreducación “Alfonso Reyes Echandía”


 En la indagación de la verdad para convivir con respeto, ciudadanos hoy conmemoramos la desaparición de un líder, Jorge Eliecer Gaitán Ayala un hombre de ideas diferentes y progresistas, su pasión la defensa en el bienestar de un pueblo, abogado criminalista; hoy recordamos a Gaitán como el caudillo del pueblo: “Yo no soy un hombre soy un pueblo”.   Los líderes no deben silenciarse han ser escuchados.  En nuestras manos estará el institucionalizar cambios de participación con igualdad y respeto por los que aportan todo su potencial al desarrollo reflejado en un crecimiento social - económico.  Es un deber como ciudadanos recordar para recapacitar de los errores consumados, siendo este un aprendizaje de vida, visualizarnos a futuro y pensar en el “otro”.

En el fondo el “otro” cualquiera que sea su rostro: campesinos movilizados, los trabajadores en huelga, los defensores de derechos humanos y demás individuos vistos por el estado como elementos manipulados por los ideales izquierdistas calificados peligrosos al desempeño de la Democracia. 

 

    Este período deberá servirnos para que hagamos un buen uso de los deberes y derechos ciudadanos plasmados en la Constitución política de Colombia para los colombianos…

 

Es así como los miembros del senado legislan la ley 1448 de 2011, declarando el 9 de abril como “el día de la memoria histórica y solidaridad con las víctimas del conflicto armado”.

 

El municipio de Honda mediante acuerdo municipal nombra la Avenida Jorge Eliecer Gaitán Ayala en el sector de la Popa y entrada al barrio Santa lucia, en homenaje a la memoria del Líder:

 "Si avanzo, seguidme. Si me detengo, empujadme. Si os traiciono, matadme. Si muero, vengadme". Jorge Eliécer Gaitán

 

 

Claudia Patricia Ortiz García

Auxiliar de biblioteca y archivo

miércoles, 7 de abril de 2021

CHH participo en el lanzamiento virtual de la cartilla Los Panches

Previa invitación general de Diego Martinez Celis por Facebook al lanzamiento virtual de la cartilla Los Panches, con la presencia del Dr Guillermo Ramirez C, se llevo a cabo la disertación acerca de esta importante obra dirigida a los niños. La charla estuvo muy concurrida y presencia de diversas ciudades del país. Interesantes las preguntas variadas acerca de los aborigines que habitaron la población del hoy Tolima y Cundinamarca.
Dejamos este reportaje grafico para que se deleite con las diversas imagines que se presentaron durante el lanzamiento de la cartilla.
 



























lunes, 5 de abril de 2021

Vacunas contra el olvido Por Guillermo Pérez Flórez ELNUEVODIA

 

Estado Soberano de El Tolima Carta Corográfica del Estado Soberano del Tolima. Tomado del "Atlas de los Estados Unidos de Colombia, antigua Nueva Granada", 1865.

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Dom, 04/04/2021 - 05:00

Los 160 años de creación del Estado del Tolima me han llevado a bucear en los sucesos de mediados del siglo XIX y en nuestra historia regional, y ha resultado un auténtico deleite que no vacilo en recomendar a mis amables lectores. El pasado tolimense está lleno de episodios y personajes que ameritarían una amplia divulgación entre las actuales generaciones. No se puede defender lo que no se ama, y es imposible amar lo que se desconoce.

Esta inmersión en el mar de la historia regional me ha permitido recordar y conocer a personajes que deberían rescatarse del olvido, como un acto de justicia, primero que todo, y porque su testimonio vital podría inspirar a los jóvenes de hoy. El Tolima es una tierra pródiga en hombres y mujeres que se han distinguido por su capacidad de servir a sus congéneres. Tanto que estamos en mora de instaurar una ‘Cátedra Tolima’. Y no solo con el propósito de divulgar hechos y personajes, que estaría bien, sino para que se conozcan su territorio y sus diversas manifestaciones culturales. Una cátedra orientada a conocer y potenciar nuestro ‘activo espiritual’, según lo denomina con acierto Augusto Trujillo Muñoz.

Nombres como los de Gaspar de Figueroa , el más ilustre de los pintores del siglo XVII en la Nueva Granada; Juan Dionisio Gamba, presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, en brevísimo reemplazo de Nariño; o los de José María Samper y Rafael Rocha Gutiérrez merecen rescatarse del brumoso olvido en el que están. Hago un paréntesis para reconocer la importante obra divulgativa que en este campo han hecho los hermanos Carlos Orlando y Jorge Eliécer Pardo, a través de Pijao Editores. Su testimonio mantiene en pie buena parte de nuestra memoria regional. Por supuesto que existen otros esfuerzos, en especial en el campo investigativo. A riesgo de ser injusto al no mencionarlos a todos, destaco entre ellos a los profesores Hermes Tovar, Hernán Clavijo, Carlos Eduardo Jaramillo, Armando Moreno y Tiberio Murcia Godoy; y entre los extranjeros a los profesores Malcolm Deas y James D. Henderson, pero el listado es largo.  

Perder el pasado puede hacer que se pierda también el futuro. El olvido es un pésimo consejero, pues nos deja sin parámetros de referencia. ¿Serían los Estados Unidos cuanto hoy son si hubieran olvidado a Washington, a Adams, a Hamilton o Jefferson? ¿Se podría entender a Francia sin la Ilustración y sus revoluciones? ¿O a Suramérica sin Bolívar y San Martín? Hay que honrar la memoria de ese Tolima grande que una vez fuimos, y no me refiero solo al territorio sino a la dimensión histórica de sus gentes. Personas que amaron su tierra, que la engrandecieron con sus actuaciones sin buscar satisfacer vanidades ni oropeles. Dejo esta propuesta de cara a celebrar los 160 años de creación del Estado del Tolima para que este suceso no sea la oportunidad de pronunciar vacuos discursos, sino la de salvarnos de vacunarnos contra la epidemia del olvido.

GUILLERMO PÉREZ
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