Por Maria Yolanda Jaramillo Gaviria y Pedro Benardo Sosa Rubio*
Durante el siglo XIX, el grado de estabilidad política del país se mide por los espacios entre las guerras civiles. En cada uno de ellos hay un pedazo de la Historia económica, social y política nacional.
El 17 de octubre de 1899 se inició la llamada guerra de los mil días o guerra de los tres años. De ella sólo escaparon los indígenas que habitaban las selvas impenetrables, territorios inhóspitos, que al final de la misma sirvieron de refugio a muchos derrotados.
Las atrocidades que en ella se cometieron y la fiereza con que lucharon los contendientes, resumen la experiencia de todo un siglo de reiteradas confrontaciones.
estas como todas las guerras; se incubó lentamente durante largo tiempo y, también, como no es extraño que suceda en las guerras, tuvo su origen en un conflicto anterior, en una rendición que dejó demasiados rescoldos: la guerra de 1885.
De este conflicto no sólo los derrotados quedaron con muchos bríos, sino que lograron esconder muchas armas y municiones.
Desde el mismo momento en que la guerra del 95 terminó, los derrotados liberales sellaron en Bogotá el compromiso de prepararse para una nueva confrontación.
Muchos ingredientes políticos y una situación económica cada vez más crítica hacen depender la guerra de una coyuntura propicia.
Esta guerra que rebasó muchos cálculos optimistas acerca de un triunfo o de acuerdo en corto tiempo, duró más de la cuenta 1899-1902.
Cierra el siglo XIX e inaugura el siglo XX.
Nos concretaremos en la participación del Tolima e Ibagué en esta guerra. Para hablar De ello es necesario conocer al legendario personaje Tulio Varón. Nació en la región de Doima, estudió en el colegio de San Simón, estuvo presente en las contiendas militares de 1876 y 1895, donde comenzó a forjar su recia personalidad de combatiente por sus ideales políticos.
Tulio Varón, contaba con algo más de 100 hombres, grupo que se había formado y robustecido en Doima, al mando de Manuel José París, pariente cercano de Tulio.
Esa guerrilla se había batido constante y bravamente, su campo de operaciones se había extendido desde Doima hasta el Líbano.
Puesta inmediatamente a órdenes de Tulio Varón, vino a ser el cimiento de la columna Ibagué, se componía de dos escuadrones El Conto, integrado por la caballería y el Rosas formado por la infantería.
Fue la más famosa de la guerra de los mil días. Tenía hábiles hombres expertos en el manejo del machete y consagrados jinetes que corroboraban la fama del hombre calentano del Tolima, en el arte de ser buen chalán.
Sus integrantes más importantes fueron: Tulio Varón, Ramón Marín y Vidal Acosta; este último vivía en el alto de Gualanday en el hotel Mi casa , se sabe que servía de descanso para los viajeros que iban a Bogotá. Precisamente en aquel lugar La columna Ibagué combatió contra un contingente de soldados caldenses y antioqueños que auxiliaban los ejércitos del gobierno en el Tolima. En este combate imperó el machete como arma segadora de la vida.
El año de 1901 estuvo marcado por las victorias de la columna Ibagué, comandada por Tulio Varón. Deseaban tomarse a Ibagué y lo intentan en septiembre de 1901, ya lo habían intentado en 1900.
El 17 de octubre de 1899 se inició la llamada guerra de los mil días o guerra de los tres años. De ella sólo escaparon los indígenas que habitaban las selvas impenetrables, territorios inhóspitos, que al final de la misma sirvieron de refugio a muchos derrotados.
Las atrocidades que en ella se cometieron y la fiereza con que lucharon los contendientes, resumen la experiencia de todo un siglo de reiteradas confrontaciones.
estas como todas las guerras; se incubó lentamente durante largo tiempo y, también, como no es extraño que suceda en las guerras, tuvo su origen en un conflicto anterior, en una rendición que dejó demasiados rescoldos: la guerra de 1885.
De este conflicto no sólo los derrotados quedaron con muchos bríos, sino que lograron esconder muchas armas y municiones.
Desde el mismo momento en que la guerra del 95 terminó, los derrotados liberales sellaron en Bogotá el compromiso de prepararse para una nueva confrontación.
Muchos ingredientes políticos y una situación económica cada vez más crítica hacen depender la guerra de una coyuntura propicia.
Esta guerra que rebasó muchos cálculos optimistas acerca de un triunfo o de acuerdo en corto tiempo, duró más de la cuenta 1899-1902.
Cierra el siglo XIX e inaugura el siglo XX.
Nos concretaremos en la participación del Tolima e Ibagué en esta guerra. Para hablar De ello es necesario conocer al legendario personaje Tulio Varón. Nació en la región de Doima, estudió en el colegio de San Simón, estuvo presente en las contiendas militares de 1876 y 1895, donde comenzó a forjar su recia personalidad de combatiente por sus ideales políticos.
Tulio Varón, contaba con algo más de 100 hombres, grupo que se había formado y robustecido en Doima, al mando de Manuel José París, pariente cercano de Tulio.
Esa guerrilla se había batido constante y bravamente, su campo de operaciones se había extendido desde Doima hasta el Líbano.
Puesta inmediatamente a órdenes de Tulio Varón, vino a ser el cimiento de la columna Ibagué, se componía de dos escuadrones El Conto, integrado por la caballería y el Rosas formado por la infantería.
Fue la más famosa de la guerra de los mil días. Tenía hábiles hombres expertos en el manejo del machete y consagrados jinetes que corroboraban la fama del hombre calentano del Tolima, en el arte de ser buen chalán.
Sus integrantes más importantes fueron: Tulio Varón, Ramón Marín y Vidal Acosta; este último vivía en el alto de Gualanday en el hotel Mi casa , se sabe que servía de descanso para los viajeros que iban a Bogotá. Precisamente en aquel lugar La columna Ibagué combatió contra un contingente de soldados caldenses y antioqueños que auxiliaban los ejércitos del gobierno en el Tolima. En este combate imperó el machete como arma segadora de la vida.
El año de 1901 estuvo marcado por las victorias de la columna Ibagué, comandada por Tulio Varón. Deseaban tomarse a Ibagué y lo intentan en septiembre de 1901, ya lo habían intentado en 1900.
Ibagué era una trinchera peligrosa donde existían gran cantidad de francotiradores que estaban ocultos en casas y solares. Uno de ellos hiere a Tulio; los demás huyen, esto ocurrió en la calle 14 con quinta. Se abalanzaron sobre él, despedazando su cuerpo, lo conducen por la calle principal de Ibagué, y lo depositan en la casa donde está su viuda. La columna Ibagué, se dispersó, otros se entregaron al gobierno, en la población de Piedras.
Sus restos se encuentran en un osario en la iglesia del Carmen y tras un mármol que dice General Tulio Varón, murió por defender la Patria . Ibagué, septiembre 21 de 1901.
Anónimo Soldado anónimo con fusil y machete. Ca 1900 Colección Pilar Moreno de Angel. Bogotá.
General Tulio Varón y su firma autógrafa Academia de Historia del Tolima Homenaje a Ibagué en sus 450 años Una de las historias mejor contadas del Valle de Las Lanzas.
Sus restos se encuentran en un osario en la iglesia del Carmen y tras un mármol que dice General Tulio Varón, murió por defender la Patria . Ibagué, septiembre 21 de 1901.
Anónimo Soldado anónimo con fusil y machete. Ca 1900 Colección Pilar Moreno de Angel. Bogotá.
General Tulio Varón y su firma autógrafa Academia de Historia del Tolima Homenaje a Ibagué en sus 450 años Una de las historias mejor contadas del Valle de Las Lanzas.
* Presidenta y Vocal de la Academía de Histoai del Tolima. Gobernación 1 piso
TOMADO DE:http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1305791
Publicación eltiempo.com
Sección Información general
Fecha de publicación 15 de noviembre de 2000
Autor Yolanda Jarmillo Gaviria y Pedro Bernardino Sosa Rubio
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Fecha de publicación 15 de noviembre de 2000
Autor Yolanda Jarmillo Gaviria y Pedro Bernardino Sosa Rubio
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