sábado, 30 de julio de 2011

Un constituyente llamado Palacio Por: MAURICIO GONZÁLEZ | 6:43 p.m. | 29 de Julio del 2011

Mauricio González

El cuerpo de asesores de los delegatarios lo acogió como el "constituyente estrella" de la histórica Asamblea Nacional de 1991.

Alfonso Palacio Rudas llegó a la Asamblea Nacional Constituyente como el último exponente de la generación de liberales que irrumpió en la vida nacional durante el gobierno de la Revolución en Marcha. Y asumió, ante sí, el compromiso de honrar el legado de sus contemporáneos que en los años treinta sentaron las bases sociales del Estado de Derecho en Colombia.

La misma razón que tuvo en 1970 para rehusar otra reelección al Senado le asistió veinte años después al aceptar un escaño en la Constituyente: su desacuerdo con la disminución de las potestades del Congreso y la exacerbación del poder presidencial, fruto de la que denominaba reforma gaullista de 1968, inspirada en el ideario de la Constitución francesa de la Quinta República.

Con el apoyo de sus copartidarios tolimenses, arribó al más alto escenario de la política buscando el restablecimiento del equilibrio perdido entre los poderes públicos y la atenuación del presidencialismo de la Carta de Núñez.

Para sorpresa de quienes anticipaban su presencia en la Comisión V de la Asamblea -de economía y hacienda pública-, se inscribió en la Comisión III, encargada de la organización del poder legislativo y el régimen presidencial.

A su juicio, lo fundamental en la estructura de los estados democráticos depende de la correlación que se establezca entre los poderes del Congreso y el Ejecutivo. Por eso, a partir del 5 de febrero y hasta el 4 de julio de 1991, se dio al empeño de revalorizar las potestades del órgano democrático de representación y vigorizar las prerrogativas de la Justicia, en torno a la defensa de los derechos constitucionales.

No se alejó, sin embargo, de los temas de la crematística. Nuestro magistral profesor de Hacienda Pública quiso reservarse para controvertirlos en plenaria, con argumentos en defensa de la intervención del Estado en la economía y críticas a los proyectos en materia de banca central o presupuesto. Fue tal su presencia intelectual y su influjo en el texto final de la Carta del 91, que el cuerpo de asesores de los delegatarios, reunido días antes de la clausura del período de la Asamblea, lo acogió espontáneamente como el "constituyente estrella" de la histórica Asamblea Nacional de 1991.

En un primer balance práctico de la nueva Constitución, ya como ex constituyente, diría que, a diferencia del parlamento elegido tras la revocatoria del Congreso en 1991, los jueces sí se notificaron del fortalecimiento de sus potestades a través de los fallos de tutela, las decisiones de inexequibilidad y la pérdida de investidura.

Tiempo después, en la cumbre de sus 80 años, Palacio Rudas reveló haber vivido el sueño del personaje de Goethe de gozar una nueva juventud sin perder la experiencia de una vida anterior, durante la emotiva sesión final de la Constituyente: "Me sentí ingrávido, igual que el Fausto, como si acabara nuevamente de nacer, pero con el sedimento de ese pasado representado en la devoción por la democracia y las libertades que me enseñaron a cultivar mis mayores".

Honró el inquieto Cofrade el compromiso de concurrir decisivamente a la reelaboración del Estado Social de Derecho en la Constitución Política de 1991, fiel a su ideal libertario de siempre y a su enseña de "no tragar entero".
*Magistrado de la Corte Constitucional.

Tomadode:

Comentario.

Yo fui su suplente en la Junta Directiva de Ecopetrol en el Gobierno de Barco, y la verdad, que el "Cofrade" demostró ser un hombre de inteligencia superior, pues era docto en muchos temas. Puedo decir sin equivocarme, que hombres como Alfonso Palacio Rudas, nace uno cada mil años. En las juntas de trámite, el "Cofrade" pasaba inadvertido, pero cuando se trataban temas de fondo o cruciales, su voz, sentaba cátedra y era escuchado con reverencia por los demás compañeros de Junta. Un hombre que no pasó inadvertido en la historia colombiana. Paz en su tumba. De otra parte, murió pobre, aunque fue funcionario público. El contraste con los altos ex funcionarios del gobierno anterior y funcionarios del Distrito Capital. ACL

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