Olympo Morales Benítez
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Gracias a la Academia Colombiana de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y muy especialmente al académico santanderista y
presidente de esta institución, don Enrique Forero, por abrir este sobrio espacio de
reflexión científica para que desde lo institucional se escuche mi voz como Presidente de la
Academia Santanderista de Colombia, y así difundir el esfuerzo que muchos hacemos por
continuar rescatando sin desfallecer la trascendental gesta política y militar de Francisco de
Paula Santander; con el Llano como su génesis, este prohombre se consagró como el “Arquitecto de
la Nación” y de sus instituciones, que hoy nos enorgullecen y protegen preservando
con su solidez el devenir de la vida democrática y civil de todos los colombianos.
Convocamos en estas bicentenarias fechas
la memoria alrededor de la cimera figura militar y civil de Francisco de
Paula Santander, estratega de la independencia de Indoamérica, quien ha sido distinguido con
el título de Hombre de las Leyes, en el ejercicio de la concepción e
implementación de lo que llegaría a ser nuestra democracia representativa
republicana. Para construirla establece como prioridad la instrucción de los mestizos espirituales que conformarían las
naciones americanas sin distingos de origen, raza, edad, sexo o condición.
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Ancestros y primeros años
Francisco José de Paula Santander y Omaña
(Villa del Rosario, 2 de abril de 1792 - Bogotá, 6 de mayo de 1840), fue hijo de
Juan Agustín Santander y Colmenares –quien fuera gobernador de la Provincia de San
Faustino de los Ríos y cultivador en sus posesiones rurales– y de doña Manuela
Antonia de Omaña Rivadeneira y Rodríguez, ambos pertenecientes a familias criollas,
descendientes de funcionarios coloniales llegados al entonces Nuevo Reino de Granada. Su
infancia transcurrió en la comodidad de las haciendas de café, caña de azúcar y cacao
que poseía su padre. Santander y Omaña fue un revolucionario,
estratega militar y político, estadista y jurista colombiano. Prócer de la
Independencia de Colombia. Participó como protagonista destacado en la Guerra de Independencia.
Desempeñó un rol determinante en el cruce de Teatinos (Batalla de Boyacá) y en
reconocimiento fue ascendido por Bolívar al rango de General. Fue reconocido como el
“Organizador de la Victoria”, y nombrado Vicepresidente de la Gran Colombia en el período de
1819-1827 (encargado del poder ejecutivo) y Presidente de la República de la Nueva
Granada entre 1832 y 1837.
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Su primera escuela
El hecho de haber estudiado en su niñez y
adolescencia en diferentes instituciones sembró en Santander el convencimiento suficiente
para barruntar cuál sería su papel en la vida de la inexistente nación, y la educación
sería para él herramienta insustituible en la formación de la identidad de una comunidad que
terminaría siendo la tan atormentada como pujante y resiliente Colombia.
Su primera experiencia educacional
trascurre en su niñez e infancia, en la hacienda donde nació, ubicada al oriente inmediato
de la Villa del Rosario. Sus primeros estudios los realizó en la escuela de doña Bárbara
Josefa Chávez, maestra a la “usanza antigua, eternamente ceñuda, severísima con sus
discípulos y menos inclinada al estímulo que al castigo”.1
Superiores etapas educacionales formativas
Continuó su educación cuando a la edad de
doce años fue traído a Santafé en el año de 1805 por su tío el presbítero Nicolás de Omaña
Rivadeneira, y allí, apadrinado por quien luego se convertiría en su profesor y más
adelante en su jefe, don Custodio García Rovira, entró en el célebre Colegio de San Bartolomé
gozando de la beca bartolina que verdaderamente aprovechó pues se distinguió en filosofía,
derecho canónico e incluso incursionó en el novedoso derecho de gentes. Casi
culminando sus estudios de Derecho en la Universidad Santo Tomás, en el año 1810, lo sorprende
el coordinado levantamiento del 20 de Julio que conocemos como el grito de Independencia y
que derivaría en la Guerra de Independencia.
Entorno histórico en los inicios de su
vida en la milicia
Apenas terminados sus estudios
universitarios, Santander inicia su vida militar el 26 de octubre de 1810, como abanderado del
Batallón Guardias Nacionales de Santafé y en ese mismo año lo promueven al grado de
subteniente en Mariquita. Regresa a Santafé y es designado ayudante secretario de Antonio
Baraya. Santander se une a los federalistas en
1812. Herido y prisionero por los centralistas en Santafé, es rescatado por su Batallón, el
Quinto de la Unión, y con él se dirige a Cúcuta. En
el año 1813, actúa en Bailadores como Jefe de Vanguardia. Bolívar es nombrado Brigadier de los ejércitos de la Unión.
México emite su primer grito de independencia, Jean-Baptiste Bernardotte es elegido
sucesor de Carlos XIII, rey de Suecia. Insurrección en Cartagena y Buenos Aires. El Congreso
Venezolano decreta independencia del país y México finalmente se declara
independiente.2
Articulación y construcción del grueso del
Ejército Libertador
Tres grupos patriotas independientes entre
sí obraban en los Llanos del hoy departamento de Casanare. Una columna era dirigida por
el coronel venezolano Miguel Valdés, comandante general de las tropas de
Casanare o ejército de oriente, cuyo centro de operaciones principal estaba localizado en
Guasdualito. El segundo grupo estaba comandado por el coronel, también casanareño, Nepomuceno
Moreno, gobernador de Casanare, y el tercero era aquel que estaba dirigido por el
general venezolano Rafael Urdaneta. Santander llega a Casanare y, desde Laguna en el camino de
la Victoria cerca de Pore, usa su influencia como “hombre de la pluma”, como lo
apodaron peyorativamente en esa época y logra unir los tres jefes enfrentados.
Articulación y construcción del grueso del
Ejército Libertador
Tres grupos patriotas independientes entre
sí obraban en los Llanos del hoy departamento de Casanare. Una columna era dirigida por
el coronel venezolano Miguel Valdés, comandante general de las tropas de
Casanare o ejército de oriente, cuyo centro de operaciones principal estaba localizado en
Guasdualito. El segundo grupo estaba comandado por el coronel, también casanareño, Nepomuceno
Moreno, gobernador de Casanare, y el tercero era aquel que estaba dirigido por el
general venezolano Rafael Urdaneta. Santander llega a Casanare y, desde Laguna en el camino de
la Victoria cerca de Pore, usa su influencia como “hombre de la pluma”, como lo
apodaron peyorativamente en esa época y logra unir los tres jefes enfrentados.
Una mujer clave para la subsistencia de la
naciente fuerza militar
La heroica María Rosa Lazo de la Vega,
propietaria de la hacienda Tocaría, que se extendía desde el piedemonte de Nunchía e incluía
las sabanas de San Luis y parte de las de Pore, confió en el liderazgo de Santander y
alimentó y dio refugio a la tropa independentista –se dice que durante más de cuatro años (entre
1815 y 1819)–, en los terrenos de su finca. Son muchas las mujeres que a los
estudiosos de la historia nos van apareciendo como protagonistas en la causa de la
Independencia. Cuentan los historiadores que la mayoría de los caballos que movilizaron a la tropa
hacia les épicas batallas por nuestra libertad fueron propiedad cedida a la causa por esta
casanareña.
La ruta fluvial hacia la libertad
Santander aprovecha su conocimiento de la geografía
del llano y diseña la ruta fluvial que une a Casanare con el Vichada, y que
inicia en Pore y termina en el almacén de acopio de todo género militar en Santa Rosalía. Esta
ruta incluye el Cuartel General de la Trinidad y Guanapalo, y conduce desde el cuartel de
reposo en el invierno llanero que algunos sitúan alrededor de la Laguna que se
encuentra en el camino a la Victoria hasta los ríos de refrescante espuma que con hoy sus
históricas aguas serán a la vez obstáculo y apoyo para que las quillas de las barcazas
independentistas indoamericanas.
Nuestra nación colombiana fue concebida
por seres que desde nuestro trópico llanero soñaron una nación no para caminarla en
europeas botas militares, sino para ser reflexionada por los pensadores que,
como Santander, avizoraron el futuro que hoy en nuestro presente vivimos. Lo soñaron literalmente
encotillados y temporalmente uniformados para combatir por la independencia y posterior
consolidación de la democracia concebida en la América Moderna, así como con los
derechos humanos que con Jefferson llegaron a Francia y de allí descendieron a la tierra
de la libertad para ser traducidos por Nariño.3
Repetidas lecciones de generosidad y
grandeza de dos de los baluartes de la Independencia: Santander y Bolívar Para nuestro héroe, la hora para la
invasión en busca de la libertad de la Nueva Granada había llegado. Santander había soñado en
las muchas noches de Laguna con el histórico momento y había insistido por todos los
medios a su alcance ante Bolívar para que la acción se llevara a cabo cuanto antes. En
su visión, que se probó acertada había calculado que era menester tomar posesión de
Santafé, para desde allí irradiar todo el esfuerzo para libertar el continente.
Bolívar contestaba: Aún no sé positivamente –escribe a
Santander– el día, ni me he decidido sobre el modo en que debe ejecutarse; así me limito a indicar a
usted el movimiento para que se prepare y a encargarle con el último encarecimiento el secreto,
sin el cual nada podrá hacerse. Usted sólo, sólo debe saberlo (Cañafistolo, 20 de mayo de
1819).4
Al final, quien llegaría a ser conocido
como El Libertador aceptó la sugerencia del estratega Santander y se decidió por la
ruta que atraviesa el páramo de Pisba, a pesar de ser más fragosa, despoblada y penosa.
El camino sugerido por Francisco de Paula
une a partir de Nunchía las poblaciones de Morcote, Paya y Pisba cruzando el
páramo para llegar a Sochaviejo, población ya situada al otro lado de la cordillera en
el altiplano boyacense. Bordea el río Payero por su margen izquierda. Esta travesía tenía
la ventaja sobre los otros caminos estudiados, de que era la más corta y menos defendida
por el enemigo, como se puede deducir de lo escrito por José María Barreiro y fechado
el 25 de junio de 1819 en donde en un oficio a Juan Sámano, expresaba:
El paso de la cordillera no lo pueden
ejecutar por otros puntos, que por los de Salinas, Paya, Puebloviejo, Miraflores y todo el Valle de
Tenza, Medina y Cáqueza. Los pasos de Salinas, Paya, Pueblo viejo y Medina son páramos y
montañas muy fragosas y en la estación presente, hombres que no están acostumbrados al frío
serian destruidos por sí mismos; por consiguiente, estos puntos quedan defendidos por una
invasión por solo su temperamento. El de Cáqueza se halla muy distante, tiene pasos demasiado
estrechos por donde corren grandes quebradas, y es muy fácil utilizarlo al pronto, quedando
cubierto.5
El ejército que iba a emprender esta
formidable escalada de la cordillera estaba compuesto así: dos mil ciento cuarenta y
seis llaneros, ingleses de esta legión y oficiales venezolanos y granadinos que habían
llegado comandados por Bolívar, y mil ochocientos combatientes dirigidos por Santander que
era el ejército de la Nueva Granada y que, atendiendo el encargo de Bolívar, se
constituía en la División de Vanguardia comandada por Santander. Grandes los dos: Santander y Bolívar.
Unidos en un propósito grande, la libertad de Indoamérica que acometieron juntos y
culminaron, no sin dificultades, pero con éxito. No es concebible la existencia en la historia
del uno sin el otro.
Vicepresidencia de Santander
Su tránsito de la vida militar a la
dirigencia civil no tuvo solución de continuidad. El general Francisco de Paula Santander acompaña al
libertador en la exigente tarea de diseñar una forma democrática y republicana, que
enmarcara jurídicamente el territorio liberado y a él encomendado, y se convierte en el “Arquitecto
de la Nación” en el mismo año de la Batalla de Boyacá (1819), al ser ungido como
vicepresidente de la Nueva Granada. Lo esperaban labores administrativas muy
exigentes, y tuvo el buen juicio de escoger una serie de varones ilustres para que lo
acompañaran en la tarea de consolidar una democracia apenas soñada y una forma de
estado aún incipiente en su concepción por los enciclopedistas
franceses y franceses y los firmantes del Acta de
Independencia de los trece Estados Unidos de América (1776).
Hacia lo consolidación de la emancipación
Santander como vicepresidente (1819-1821),
se concentra en la consolidación del sueño libertario desde el gobierno. Se hace
acompañar de un gabinete de guerra para lograr la consolidación de la libertad. Escoge a
Alejandro Osorio Uribe como su Secretario de Hacienda y Guerra. El nombre mismo de la
cartera, Hacienda y Guerra, nos señala que la tarea de Santander y Bolívar de
consolidar en Indoamérica la libertad por medio de la conducción de los ejércitos estaba aún
lejos de haber terminado. Vicente Azuero Plata será nominado Asesor de Hacienda y Auditor
de Guerra, intentando garantizar así la pulcritud en el uso de los recursos que
demandaba la búsqueda de la libertad continental. Luis Eduardo Azuela, como Intendente
General de Rentas, acepta la pesada carga de recaudar los recursos, tarea siempre
ingrata. José Miguel Pey, Superintendente de la Casa de la Moneda, iniciará la consolidación de
lograr que el circulante mantenga su valor de intercambio sin oscilaciones
exageradas. Pedro Gual, como Secretario de Relaciones Exteriores, debe lograr el reconocimiento
de incipientes naciones. Pedro Briceño Méndez, Carlos Soublette y Lino Clemente serán,
cada uno en su momento, secretarios de Guerra y Marina y deberán impedir que toque tierra
cualquier enemigo (español, inglés, francés y/o holandés) del ambicioso proyecto
libertario y democrático.
Santander intenta, desde la educación,
consolidar la ruta hacia la consolidación de la emancipación Santander, fundador civil de la República,
dedicó su vida por completo a defender la integridad, la estructura y el sistema
democrático. Gracias a esto, Colombia es un icono y baluarte de los principios democráticos en
Indoamérica. Considera que la instrucción es el inicio del camino. El consagrado
investigador y reverenciado historiador Luis Horacio López Domínguez nos apoya en esta
afirmación: Entre 1819 y 1821, por decreto, Santander
y Bolívar van avanzando en el dominio de la instrucción pública […]. Las leyes de
instrucción pública expedidas por el Congreso de 1821 dieron fundamento a las medidas de
Santander. 6
No se detendría la vorágine educativa que
posee a Santander. Introduce el método lancasteriano. Funda escuelas en
Mariquita, Honda y Valledupar (1822). Funda los colegios de San Simón y Boyacá. Normales
lancasterianos en Bogotá, Caracas y Quito. Dirige la Gaceta de Colombia, periódico
oficial. Entre 1822 y 1825 funda 125 Colegios. En 1826 es reelegido para el siguiente
periodo. Dicta el decreto de enseñanza pública y funda la Academia Nacional para fomentar
las artes, las letras, la política y la moral, y en 1827 establece la Universidad de
Boyacá. En 1932 es nombrado presidente y ejerce la primera magistratura.
El gobernante
Tal y como lo refirió la historiadora
Pilar Moreno de Ángel, Santander: Ejerció la primera magistratura de la
república del 1 de abril de 1833 al 1 de abril de 1837. A las 6:32 del 6 de mayo de 1840 murió el
general Francisco de Paula Santander.
Las palabras finales del estadista fueron: “¡Ahora sí!
¡Adiós, mis amados amigos!”. Se extinguía así la vida de uno de los más notables ciudadanos de
América, a quien le había correspondido por fuerza del destino desempeñarse como militar,
jurista, estadista y esencialmente como el fundador civil de la república.7
Por las calendas en que se rinde este
merecido homenaje a Francisco de Paula Santander en la Academia de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales, también se conmemora en toda Colombia el centenario del natalicio del
pensador provinciano, el humanista y combatiente permanente por la construcción de la paz y
la preservación de la democracia. Otto Morales Benítez, de quien quiero recordar la
magistral síntesis que hizo de lo que significó el pensamiento siempre vigente y oportuno de
Santander, dijo: La cercanía a la figura de Francisco de
Paula Santander sirve para reclamar la fidelidad a las instituciones republicanas, para reiterar
nuestra vocación civilista. Para insistir en la majestad y la necesidad del congreso. También para
declarar que confiamos más en los errores colectivos de la democracia que en los poderes
absolutistas. Que no nos entusiasma el providencialismo y estamos lejos de aceptar que las armas
sean el único derrotero político para alinear nuestro ánimo arisco y tropical.
Se quiere decir, en síntesis, que pensamos
más en la educación que en la represión y que amamos la ley sin delirio demagógico, pero
sin dudar de que ésta lentamente ordena la conducta humana. Por todo ello nos podemos
congregar al pie de las ideas del general Francisco de Paula Santander de sus enseñanzas de sus
tesis que permanentemente van caminando hacia la claridad social, hacia el resplandor
colectivo, haciendo de cada uno de estos principios conducta y destino de los hombres hacia el quehacer
republicano para señalar el derrotero de la patria.8
Francisco de Paula Santander, insuperable
como militar y cómo hombre público, convocó una pléyade de grandes repúblicos
que fraguaron con el combatiente en lo cívico y en lo militar los cimientos de nuestra
hoy sólida y grande nación colombiana a la cualnos hemos sentido siempre orgullosos de
pertenecer e intentar servir desde las actividades educativas, jurídicas, políticas,
empresariales y familiares que nos empeñamos en alentar y honrar para que desde nuestro anónimo y
modesto ejercicio ciudadano, sirvan de ejemplo a las generaciones por venir que quieran
preservar el estado de derecho, los regímenes de libertad, de construcción de paz y de
adecuadas conductas personales.
*Presidente
Academia Santanderista de Colombia
Bogotá, Torres del Este, 2020
.
Notas.
1 Arias, Juan de Dios. Santander Esquicio
Biográfico del Prócer. Bucaramanga: Imprenta del Departamento, 1939, p. 10.
2 Academia Colombiana de Historia. El
libro de oro de Santander. Bogotá: Plaza & Janés, 1983.
3 Del escrito de Olympo Morales Benítez en
2018 para el libro Ruta Fluvial de la Independencia,
investigación recogida por el abogado
Pedro Nel Pinzón Guisa.
4 Dousdebés, Pedro J. Trayectoria militar
de Santander. Bucaramanga: Imprenta del Departamento,
1939, p. 164 [cursivas propias].
5 Tomado de:
http://www.bdigital.unal.edu.co/5659/155/cartas_386_a_472_tomo_2.pdf, pp.
162-163.
6 López-Domínguez, Luis Horacio. Obra
educativa de Santander 1819 -1826. Bogotá: Fundación
Francisco de Paula
Santander, 1990
.
Tomado de Redhicol ( Red de historiadores de Colombia, subido por Rodrigo Llanos Isaza)