Articulos seleccionados de la Revista Impronta
Conformación de la Región Caldense
Boyacenses y Cundinamarqueses en Caldas
La Dictadura de Reyes se apropia del Plan de División Territorial de Uribe Uribe
La Mujer en Caldas
A 20 años de la tragedia de Armero
Las desdichas de María Jesús Londoño
Indígenas desplazados en el Gran Caldas
¿Sama Uaya Mida? ¿A donde vas hermano?
Apuntes de Arriería
Claves para una Historia de la Educación en el Departamento de Caldas
Tras las huellas del Negro Marin en Honda
Conformación de la Región Caldense
Boyacenses y Cundinamarqueses en Caldas
La Dictadura de Reyes se apropia del Plan de División Territorial de Uribe Uribe
La Mujer en Caldas
A 20 años de la tragedia de Armero
Las desdichas de María Jesús Londoño
Indígenas desplazados en el Gran Caldas
¿Sama Uaya Mida? ¿A donde vas hermano?
Apuntes de Arriería
Claves para una Historia de la Educación en el Departamento de Caldas
Tras las huellas del Negro Marin en Honda
Tras las huellas del Negro Marín en Honda
Por Tiberio Murcia Godoy*
Por Tiberio Murcia Godoy*
A mediados del año de 2008 vino a la ciudad de Honda en calidad de investigadora la magister en historia Brenda Escobar Guzmán, quién recopilaba información para su trabajo de doctorado acerca del Negro Marín. Brenda quien estudia en la Universitát Bielefeld en Alemania se había pegado la rodadita hasta la Villa de Honda para la investigación de su tesis doctoral.
Consulto en el archivo municipal, y como parte de su trabajo de campo recorrió los sitos y lugares que anduvo el Negro Marin, hasta el cementerio de la localidad fuimos a parar para mostrarle la tumba de ese legendario "guerrillero liberal". La investigadora que público "La guerra de los Mil días vista a través de las memorias" capitulo 12 del libro "Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia 1840-1902", además ya había participado en varias foros de historia en Alemania como en Colombia.
En el foro "Culturas políticas en la región andina" "Political cultures in the Andean region" 15 a 17 de mayo de 2008. Realizado en Alemania con el patrocinio de la Universitát Bielefeld, y Deutsche Forschugsgeinschaft , Brenda escribía. "Guerrillas liberales en las guerras civiles colombianas del siglo XIX. Rasgos de la cultura política de Cundinamarca y Tolima". "El período de guerras civiles que vivió Colombia, al igual que otros países de América Latina, durante la segunda mitad del siglo XIX, contribuyó de manera definitiva en la determinación de culturas políticas locales y regionales. Por "cultura política" entendemos, con Alan Knight, patrones de acción política que se repiten en una determinada localidad o región y en un período considerable. Para el caso colombiano, a medida que se sucedían las guerras civiles, las localidades fueron adoptando un partido político y, de igual manera, éstos se fueron haciendo más fuertes en unas regiones que en otras. Al mismo tiempo, siguiendo estos favoritismos, los individuos adoptaban unas determinadas formas de enrolarse en las guerras y estas formas fueron adquiriendo características parecidas según las regiones.
En la ponencia se observará este proceso en una región particular: el Estado (después Departamento) del Tolima y la zona occidental de Cundinamarca que limita con éste. En dicha región, el partido liberal tenía claro predominio y varias poblaciones se identificaban como completamente liberales. Así, en cada guerra civil, las convocatorias para formar grupos armados para defender los intereses del partido eran seguidas por gran número de personas, inclusive de los niveles económicos más bajos. Pero la práctica más generalizada de movilización no fue desplazarse para formar parte de los ejércitos comandandos por los jefes nacionales del partido, sino formar guerrillas de carácter casi netamente local, comandadas por líderes de poca influencia más allá de su terruño. No obstante, dada la cercanía de Bogotá con la zona de acción de estos grupos, su participación en las guerras fue fundamental para el partido, tanto para su defensa, cuando éste estuvo en el poder, como para amenazar al gobierno central, en los períodos en que estuvo controlado por conservadores.
Con el análisis de esta identificación de la región de Tolima y Cundinamarca con el partido liberal y de la práctica de organizar guerrillas como la forma preferida de sus pobladores para participar en las guerras, la ponencia intenta mostrar el proceso de constitución de una cultura política regional más o menos generalizada. Al mismo tiempo queda abierta la pregunta de por qué, a pesar de la relativa cohesión de la región en torno a unas ciertas ideas políticas y de diferentes sectores sociales en torno al mismo partido, no es fácil identificar cuáles fueron los intereses concretos que persiguieron los pobladores de esta región con las guerras, ni qué beneficios colectivos obtuvieron por su compromiso con el partido".(1)
Fue así que tome la determinación, también ir tras las huellas del Negro Marín en la Villa de Honda.
Su tumba
En el cementerio de Honda, luego de caminar unos 20 pasos, giramos a la derecha tres metros más encontramos el mausoleo, color aluminio con la leyenda que reza, "General Ramón Marín T. falleció el 10 de diciembre de 1923. Los liberales de Honda le dedican este recuerdo"
Su origen
Gonzalo Paris Lozano en su libro "Los Guerrilleros del Tolima", escribe. "El general Marín era originario de Marmato, donde nació en 1860. En la guerra de 1885 había combatido en el occidente de la antigua Antioquia, a las órdenes del entonces coronel Rafael Uribe Uribe ".(2).
Su físico
Gonzalo Paris lo describe. "Alto, hercúleo, de grandes pies y manos poderosas, feo como un mal pensamiento, de color pardo al cual daba un leve tinte rucio aquella mancha de carate que dicen ser común a las gentes de la región de donde él era nativo, su propia fuerza ayudábale a destacarse, atraer la atención, a provocar el proselitismo. Con un gran sombrero alón, levantado sobre la frente a la pedrada, su guarniel terciado y el gran machete al cinto, venía constituir un acabado tipo de cabecilla tropical" (3).
Herbert Spencer Dickey, medico Neoyorquino, citado por Malcolm Deas en su libro "Del Poder y la Gramática" , y quien lo conoció personalmente lo describe así; "Era un negro alto y muy fornido, y sus proezas físicas probablemente tenían mucho que ver con su elevada estatura. Sabía emplear el machete como los mejores (y no era nada adverso a hacerlo en ocasiones). El general esta sentado sobre un cajón. Tiene sombrero alón de Panamá con cinta roja, blusa de dril blanco bien almidonada, abotonada al cuello, y en las mangas ocho bandas de franela roja".(4)
Su vinculación a la región
La historia encuentra a Ramón Marín en el norte del Tolima, en la zona minera a donde él ha llegado por su experiencia y conocimiento en este oficio, aquí por su don en estas lides se la gana simpatía, y el respeto. Gonzalo Paris nos describe "Como buen marmateño, era minero, y en su condición de tal vino al Tolima, a trabajar en las minas de Frías. Allí se destacó cual hombre hábil en su oficio y excelente capataz; y la circunstancia de haberse impuesto como macho a los trabajadores de esas minas cierta vez que estos se sublevaron empezó a hacerlo notorio en el norte del Tolima como hombre valiente y a darle cierta aureola de caudillo".(5).
Charles Bergquist en su investigación nos trae a colación lo siguiente, "La carrera de Ramón Marín constituye uno de los mejores ejemplos de movilidad social que daba el servicio en el ejército liberal. Nacido en Marmato, Antioquia, de ascendencia africana, el Negro Marín trabajó antes de la guerra como capataz en las minas de oro del norte del Tolima, donde gano cierto prestigio al sofocar una revuelta de trabajadores, y donde posteriormente adquirió una mina propia".(6).
Dickey, citado por Deas, escribe. "El Negro Marín había trabajado antes de la guerra como strawboss capataz de cuadrilla, en las minas de Frías, y tiene buenos recuerdos de sus jefes ingleses". (7).
Su incursión en las guerrillas liberales
A raíz de las vicisitudes y confrontaciones entre liberales y conservadores por el poder, registra a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, la llamada Guerra de los Mil Días, todo por "La negativa del Senado a aprobar la ley de elecciones que los liberales uribistas consideraban garantía indispensable para la pureza del sufragio. A partir de esa negativa los liberales de Uribe Uribe llegaron a la conclusión de que por el camino de las urnas jamás tendrían acceso al poder. Desde ese momento los liberales se dividieron en pacifistas o directoristas, orientados por Parra; y los guerreristas, de Uribe Uribe" .(8).
Jhon Gillies, vicecónsul de Gran Bretaña, citado por Thomas Fischer, relata. "Un fiel empleado durante muchos años de una compañía minera inglesa se vio arrastrado por incomodidades de la guerra, a tomar las armas, y se convirtió en el jefe de unos cuantos miles de hombres. Con esta fuerza desplegó una maravillosa habilidad a lo largo de la campaña, arrebatando armas y munición en suficientes cantidades como para satisfacer sus demandas al respecto, y lo que hay que reconocerle, ha mostrado gallardía con los vencidos, un rasgo raramente visible en este conflicto que se ha desarrollado de una manera inmisericorde y bárbara". (9).
El Negro Marín en la guerrilla
Sus incursiones en las guerrillas las describe Sánchez en "Memorias de un país en guerra" "Por eso, no es de extrañar que, desde la derrota liberal en Santander, la mayoría de las acciones de la guerra de los tres años sean producto de la actividad guerrillera en el centro del país, especialmente en el valle del Magdalena, desde Honda hasta Neiva"(10).
"De entre estas área se destacan los llanos de Ambalema y la región quebrada del occidente de Cundinamarca como escenario naturales de la acción guerrillera. Ambalema era considerada como una "bandera roja levantada a orillas del Magdalena, semillero de aguerridos combatientes y de fervientes luchadoras", centro de operaciones y lugar de reposo del célebre guerrillero, el "Negro Ramón Marín".(11)
"Entretanto las guerrillas del Tolima y Cundinamarca habían unido fuerzas y en audaces jornadas llegaron a Soacha, donde los combates se realizaron con una ferocidad desconocida. La genialidad militar del general Marín, jefe de la guerrilla del Tolima, conocido como el negro Marín, puso en jaque a los cuatro mil hombres que defendían a Bogotá. Estos se replegaron para oponer resistencia en el centro de la capital. Inexplicablemente Marín y MacAllister desistieron de tomar a Bogotá, sin ser vencidos, abandonaron el sitio".(12)
Thomas Fischer afirma, "El jefe máximo de los guerrilleros en esta región fue el comandante Ramón Marín, mulato y antiguo empleado en las minas de de la compañía inglesa The Western Andes Comp. Ltd en Marmato y Frías" (13)
Secuestra a Plenipotenciario español en Honda
Enrique Santos Molano en sus crónicas sobre la guerra de los mil días trae a colación este detalle, "Las guerrillas de José Francisco Acevedo en Boyacá y de Ramón Marín en el Tolima, eran el dolor de cabeza del ejercito gubernamental, y cometían "tropelías" como la de secuestrar en Honda al Plenipotenciario español, Manuel de Guirior, a quien devolvieron mediante un rescate de cien pesos oro".(14)
Toma de Honda
Honda que siempre ha sido un baluarte de la economía, política, social y de las incursiones armadas, también sufrió el embate del Negro Marín, y así lo describe Gonzalo Paris Lozano, "Marín a quien después del afortunado asalto que diera a Honda a principios de 1900 siempre había tentado el deseo de apoderarse nuevamente de aquella ciudad, que todavía era la llave de la comunicación entre el alto y el bajo Magdalena y entre éste y la capital de la República, pidió y obtuvo el concurso de Tulio para atacar otra vez aquella plaza.
El ataque se llevó a efecto (14 de enero de 1901) y en combate de violencia excepcional, los revolucionarios llevaron la mejor parte y tomaron allí al gobierno una considerable cantidad de fusiles y municiones. Los puntos culminantes de aquella acción fueron la toma del cuartel establecido en el viejo y fuerte edificio que sirviera antaño de convento de franciscanos y que ocupó una parte del área cubierta hoy por la plaza de mercado; y el combate con dos buques armados en guerra y apostados en Arrancaplumas, el cual culminó con la toma de esos dos buques, uno de ellos fue abordado en el propio Arrancaplumas y otro que perdió amarras y gobierno bajo el fuego de los revolucionarios en los pedregales de la boca del Guali, adonde lo arrojó la violenta corriente del Salto de Honda. Fue en el combate contra tales buques donde Tulio y su gente actuaron en forma decisiva". (15).
Y hasta tiempo les dio a sus hombres para que saquearan la ciudad, como lo describe Carlos Eduardo Jaramillo en su escrito "Fin de dos guerras, principio de dos siglos". Estos estaban inducidos "al pillaje, al robo, al secuestro, al incendio, al saqueo y a la imposición arbitraria de sanciones económicas. Cuando el Ramón Marín (El Negro Marín) se tomó por última vez el puerto de Honda, les dio a sus tropas dos horas para que saquearan a la ciudad". (16)
Extranjeros mediando para su amnistía
Thomas Fischer, trae un interesante subcapítulo sobre la mediación internacional en el caso del Negro Marín, quien cansado ya de combatir, quería dejar todo para retornar a su vida normal, así describe Fischer dicha situación, "Cuando el legendario "Negro Marín concentró en las cercanías de Honda alrededor de 2000 soldados, Gillies, así como el representante Francés, Paul Richuox, ofrecieron a Marroquín sus buenos oficios como mediadores. Con este fin se reunieron el 3 de abril de 1902 en la casa de John Russel, el director de la minas de Frías, Gillies, Richuox, el comerciante ingles John Owen, por una parte, y Marín, su secretario Virgilio Leiva y otros liberales por otra. El gobierno en Bogotá había enviado como delegado a su subsecretario de Guerra, quién según el informe de Gillies, no se encontraba. Los rebeldes dieron a entender en esta reunión que ya estaban cansados de la guerra. No obstante, pidieron el apoyo extranjero a la hora de rendir sus armas, ya que las concesiones verbales del gobierno no les inspiraban demasiada confianza. Además y como condición previa para entrar en negociaciones de paz, pidieron se reconocidos como beligerantes, ya que no querían se tratados como "cuadrillas de malhechores". A esto se sumó que no querían rendirse antes de consultar al Directorio del Partido Liberal.
Sin embargo el gobierno no cooperó en la búsqueda de un acuerdo para finalizar la guerra, ya que abusó del armisticio unilateral, declarado por parte de los guerrilleros, para y transportar una gran cantidad de municiones de Honda a Bogotá. Marín había puestos sus ojos desde hacía tiempo en este convoy gubernamental.
Aunque, por el momento, la reconciliación no fue alcanzada, estos contactos informales facilitaron el acercamiento de los partidos armados; Marín y sus tropas se rindieron a finales de septiembre, cuando ya no vieron posibilidad alguna de alzarse con la victoria, aceptando finalmente la oferta de amnistía".(17)
Su muerte
Una persona como esta batalladora, trabajadora e incansable "en 1923 murió en la pobreza, victima de la tuberculosis, en Honda".(18) según escribe Bercquists, pero Gabriel Paris Lozano hace su vocación final, "El negro Marín, a quién el retrato en las cajetillas de cigarrillos, la canción popular y el relato exagerado, con perfiles de leyenda, de sus andanzas guerrera ayudaron a crearle un renombre que ciertamente estuvo por encima de la realidad, fue de los últimos en deponer las armas. Llevo después una vida trabajosa. El pronto olvido de lo que fue la guerra y la rápida e irremediable decadencia de los caudillos destacados en ella que carecían de dotes para actuar con eficacia en la vida civil, lo dejaron rezagado en el camino. Roído por la tuberculosis y atormentado por la pobreza, murió en Honda, el 10 de diciembre de 1923".(19).
Las calles de Honda fueron luego su refugio y aquí encontramos la tumba de este combatiente la cual resalta entre otras, y solo quedan inscritas para la historia las palabras "Los liberales de Honda le dedican este recuerdo.
*Tiberio Murcia Godoy es Licenciado en Ciencias Sociales Universidad de Caldas. Especialista en Recreación Ecológica y Social Fundación Universitaria los Libertadores.Diplomado en Cátedra Tolima, Fases I, II y III. Universidad del Tolima. Diplomado en Mejoramiento de la calidad de la educación en los procesos de enseñanza aprendizaje de las ciencias sociales en el Departamento del Tolima. Fundamentación y diseño de la investigación educativa. Universidad del Tolima Diplomado en Alta Gerencia Cultural de Cundinamarca Fundación John F. Kennedy. Diplomado en Gestión Territorial y Desarrollo Local. Universidad de Ibagué. Autor de los libros "Mitos y leyendas de la Villa de San Bartolomé de Honda e Inspección de Puerto Bogotá" y "De paseo por la Villa de San Bartolomé de Honda, patrimonio para la humanidad". "Descubriendo la Villa de San Bartolomé de Honda, cátedra local". Docente Ciencias Sociales Institución Educativa Departamental Puerto Bogotá, Guaduas, Cundinamarca. Miembro de los Centros de Memoria Guaduas y Honda. Presidente del Centro de Historia de Honda.
(1) "Culturas políticas en la región andina" "Political cultures in the Andean region" 15 a 17 de mayo de 2008. Universitát Bielefeld, Deutsche Forschugsgeinschaft . Alemania
(2). Los guerrilleros del Tolima. Gonzalo Paris Lozano. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 72,73.
(3) ibid. Pág. 73.
(4). Una visita al "Negro" Marín. Malcolm Deas. Del Poder y la Gramática. Mundo Editores. 1993. Pág. 310.
(5). Los guerrilleros del Tolima. Gonzalo Paris Lozano. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 72,73
(6). Café y conflicto en Colombia (1886-1910). La Guerra de los Mil días, sus antecedentes y consecuencias. Charles Bergquist. Banco de la República/El Ancoras Editores. Bogotá. 1999. Pág. 290.
(7). Una visita al "Negro" Marín. Malcolm Deas. Del Poder y la Gramática. Mundo Editores. 1993. Pág. 309.
(8). La Guerra de los Mil Días (I). Enrique Santos Molano. Periódico El Tiempo. No 32.150. Noviembre 17 de 2002. Pág. 2-1..
(9). De la Guerra de los Mil días a la perdida de Panamá. Thomas Fischer. Memoria en un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Planeta . 2001. Pág. 86.
(10) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Págs. 116 .
(11). Ibíd. Pág. 117.
(12) SANTOS Molano Enrique. Centenario/La guerra de los mil días (IV) De Palonegro al golpe, miércoles 20 de noviembre de 2002 El Tiempo. No 32.153. Pág. 1-18
(13) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Págs. 86.
(14) SANTOS Molano Enrique. Centenario/La guerra de los mil días (IV) De Palonegro al golpe, miércoles 20 de noviembre de 2002 El Tiempo. No 32.153. Pág. 1-18
(15) PARIS Lozano Gonzalo. Los guerrilleros del Tolima. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 69 y 70.
(16) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Pág. 373.
(17) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. De la guerra de los mil días a la perdida de Panamá. Thomas Fischer. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Pág. 86,87.
(18) BERGQUIST Charles. Café y Conflicto en Colombia (1886-1910) La Guerra de los Mil Días, sus antecedentes y consecuencias. Banco de la República/Ancora Editores. Bogotá. 1999. Pág. 290.
(19) PARIS Lozano Gonzalo. Los guerrilleros del Tolima. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 74,75
Consulto en el archivo municipal, y como parte de su trabajo de campo recorrió los sitos y lugares que anduvo el Negro Marin, hasta el cementerio de la localidad fuimos a parar para mostrarle la tumba de ese legendario "guerrillero liberal". La investigadora que público "La guerra de los Mil días vista a través de las memorias" capitulo 12 del libro "Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia 1840-1902", además ya había participado en varias foros de historia en Alemania como en Colombia.
En el foro "Culturas políticas en la región andina" "Political cultures in the Andean region" 15 a 17 de mayo de 2008. Realizado en Alemania con el patrocinio de la Universitát Bielefeld, y Deutsche Forschugsgeinschaft , Brenda escribía. "Guerrillas liberales en las guerras civiles colombianas del siglo XIX. Rasgos de la cultura política de Cundinamarca y Tolima". "El período de guerras civiles que vivió Colombia, al igual que otros países de América Latina, durante la segunda mitad del siglo XIX, contribuyó de manera definitiva en la determinación de culturas políticas locales y regionales. Por "cultura política" entendemos, con Alan Knight, patrones de acción política que se repiten en una determinada localidad o región y en un período considerable. Para el caso colombiano, a medida que se sucedían las guerras civiles, las localidades fueron adoptando un partido político y, de igual manera, éstos se fueron haciendo más fuertes en unas regiones que en otras. Al mismo tiempo, siguiendo estos favoritismos, los individuos adoptaban unas determinadas formas de enrolarse en las guerras y estas formas fueron adquiriendo características parecidas según las regiones.
En la ponencia se observará este proceso en una región particular: el Estado (después Departamento) del Tolima y la zona occidental de Cundinamarca que limita con éste. En dicha región, el partido liberal tenía claro predominio y varias poblaciones se identificaban como completamente liberales. Así, en cada guerra civil, las convocatorias para formar grupos armados para defender los intereses del partido eran seguidas por gran número de personas, inclusive de los niveles económicos más bajos. Pero la práctica más generalizada de movilización no fue desplazarse para formar parte de los ejércitos comandandos por los jefes nacionales del partido, sino formar guerrillas de carácter casi netamente local, comandadas por líderes de poca influencia más allá de su terruño. No obstante, dada la cercanía de Bogotá con la zona de acción de estos grupos, su participación en las guerras fue fundamental para el partido, tanto para su defensa, cuando éste estuvo en el poder, como para amenazar al gobierno central, en los períodos en que estuvo controlado por conservadores.
Con el análisis de esta identificación de la región de Tolima y Cundinamarca con el partido liberal y de la práctica de organizar guerrillas como la forma preferida de sus pobladores para participar en las guerras, la ponencia intenta mostrar el proceso de constitución de una cultura política regional más o menos generalizada. Al mismo tiempo queda abierta la pregunta de por qué, a pesar de la relativa cohesión de la región en torno a unas ciertas ideas políticas y de diferentes sectores sociales en torno al mismo partido, no es fácil identificar cuáles fueron los intereses concretos que persiguieron los pobladores de esta región con las guerras, ni qué beneficios colectivos obtuvieron por su compromiso con el partido".(1)
Fue así que tome la determinación, también ir tras las huellas del Negro Marín en la Villa de Honda.
Su tumba
En el cementerio de Honda, luego de caminar unos 20 pasos, giramos a la derecha tres metros más encontramos el mausoleo, color aluminio con la leyenda que reza, "General Ramón Marín T. falleció el 10 de diciembre de 1923. Los liberales de Honda le dedican este recuerdo"
Su origen
Gonzalo Paris Lozano en su libro "Los Guerrilleros del Tolima", escribe. "El general Marín era originario de Marmato, donde nació en 1860. En la guerra de 1885 había combatido en el occidente de la antigua Antioquia, a las órdenes del entonces coronel Rafael Uribe Uribe ".(2).
Su físico
Gonzalo Paris lo describe. "Alto, hercúleo, de grandes pies y manos poderosas, feo como un mal pensamiento, de color pardo al cual daba un leve tinte rucio aquella mancha de carate que dicen ser común a las gentes de la región de donde él era nativo, su propia fuerza ayudábale a destacarse, atraer la atención, a provocar el proselitismo. Con un gran sombrero alón, levantado sobre la frente a la pedrada, su guarniel terciado y el gran machete al cinto, venía constituir un acabado tipo de cabecilla tropical" (3).
Herbert Spencer Dickey, medico Neoyorquino, citado por Malcolm Deas en su libro "Del Poder y la Gramática" , y quien lo conoció personalmente lo describe así; "Era un negro alto y muy fornido, y sus proezas físicas probablemente tenían mucho que ver con su elevada estatura. Sabía emplear el machete como los mejores (y no era nada adverso a hacerlo en ocasiones). El general esta sentado sobre un cajón. Tiene sombrero alón de Panamá con cinta roja, blusa de dril blanco bien almidonada, abotonada al cuello, y en las mangas ocho bandas de franela roja".(4)
Su vinculación a la región
La historia encuentra a Ramón Marín en el norte del Tolima, en la zona minera a donde él ha llegado por su experiencia y conocimiento en este oficio, aquí por su don en estas lides se la gana simpatía, y el respeto. Gonzalo Paris nos describe "Como buen marmateño, era minero, y en su condición de tal vino al Tolima, a trabajar en las minas de Frías. Allí se destacó cual hombre hábil en su oficio y excelente capataz; y la circunstancia de haberse impuesto como macho a los trabajadores de esas minas cierta vez que estos se sublevaron empezó a hacerlo notorio en el norte del Tolima como hombre valiente y a darle cierta aureola de caudillo".(5).
Charles Bergquist en su investigación nos trae a colación lo siguiente, "La carrera de Ramón Marín constituye uno de los mejores ejemplos de movilidad social que daba el servicio en el ejército liberal. Nacido en Marmato, Antioquia, de ascendencia africana, el Negro Marín trabajó antes de la guerra como capataz en las minas de oro del norte del Tolima, donde gano cierto prestigio al sofocar una revuelta de trabajadores, y donde posteriormente adquirió una mina propia".(6).
Dickey, citado por Deas, escribe. "El Negro Marín había trabajado antes de la guerra como strawboss capataz de cuadrilla, en las minas de Frías, y tiene buenos recuerdos de sus jefes ingleses". (7).
Su incursión en las guerrillas liberales
A raíz de las vicisitudes y confrontaciones entre liberales y conservadores por el poder, registra a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, la llamada Guerra de los Mil Días, todo por "La negativa del Senado a aprobar la ley de elecciones que los liberales uribistas consideraban garantía indispensable para la pureza del sufragio. A partir de esa negativa los liberales de Uribe Uribe llegaron a la conclusión de que por el camino de las urnas jamás tendrían acceso al poder. Desde ese momento los liberales se dividieron en pacifistas o directoristas, orientados por Parra; y los guerreristas, de Uribe Uribe" .(8).
Jhon Gillies, vicecónsul de Gran Bretaña, citado por Thomas Fischer, relata. "Un fiel empleado durante muchos años de una compañía minera inglesa se vio arrastrado por incomodidades de la guerra, a tomar las armas, y se convirtió en el jefe de unos cuantos miles de hombres. Con esta fuerza desplegó una maravillosa habilidad a lo largo de la campaña, arrebatando armas y munición en suficientes cantidades como para satisfacer sus demandas al respecto, y lo que hay que reconocerle, ha mostrado gallardía con los vencidos, un rasgo raramente visible en este conflicto que se ha desarrollado de una manera inmisericorde y bárbara". (9).
El Negro Marín en la guerrilla
Sus incursiones en las guerrillas las describe Sánchez en "Memorias de un país en guerra" "Por eso, no es de extrañar que, desde la derrota liberal en Santander, la mayoría de las acciones de la guerra de los tres años sean producto de la actividad guerrillera en el centro del país, especialmente en el valle del Magdalena, desde Honda hasta Neiva"(10).
"De entre estas área se destacan los llanos de Ambalema y la región quebrada del occidente de Cundinamarca como escenario naturales de la acción guerrillera. Ambalema era considerada como una "bandera roja levantada a orillas del Magdalena, semillero de aguerridos combatientes y de fervientes luchadoras", centro de operaciones y lugar de reposo del célebre guerrillero, el "Negro Ramón Marín".(11)
"Entretanto las guerrillas del Tolima y Cundinamarca habían unido fuerzas y en audaces jornadas llegaron a Soacha, donde los combates se realizaron con una ferocidad desconocida. La genialidad militar del general Marín, jefe de la guerrilla del Tolima, conocido como el negro Marín, puso en jaque a los cuatro mil hombres que defendían a Bogotá. Estos se replegaron para oponer resistencia en el centro de la capital. Inexplicablemente Marín y MacAllister desistieron de tomar a Bogotá, sin ser vencidos, abandonaron el sitio".(12)
Thomas Fischer afirma, "El jefe máximo de los guerrilleros en esta región fue el comandante Ramón Marín, mulato y antiguo empleado en las minas de de la compañía inglesa The Western Andes Comp. Ltd en Marmato y Frías" (13)
Secuestra a Plenipotenciario español en Honda
Enrique Santos Molano en sus crónicas sobre la guerra de los mil días trae a colación este detalle, "Las guerrillas de José Francisco Acevedo en Boyacá y de Ramón Marín en el Tolima, eran el dolor de cabeza del ejercito gubernamental, y cometían "tropelías" como la de secuestrar en Honda al Plenipotenciario español, Manuel de Guirior, a quien devolvieron mediante un rescate de cien pesos oro".(14)
Toma de Honda
Honda que siempre ha sido un baluarte de la economía, política, social y de las incursiones armadas, también sufrió el embate del Negro Marín, y así lo describe Gonzalo Paris Lozano, "Marín a quien después del afortunado asalto que diera a Honda a principios de 1900 siempre había tentado el deseo de apoderarse nuevamente de aquella ciudad, que todavía era la llave de la comunicación entre el alto y el bajo Magdalena y entre éste y la capital de la República, pidió y obtuvo el concurso de Tulio para atacar otra vez aquella plaza.
El ataque se llevó a efecto (14 de enero de 1901) y en combate de violencia excepcional, los revolucionarios llevaron la mejor parte y tomaron allí al gobierno una considerable cantidad de fusiles y municiones. Los puntos culminantes de aquella acción fueron la toma del cuartel establecido en el viejo y fuerte edificio que sirviera antaño de convento de franciscanos y que ocupó una parte del área cubierta hoy por la plaza de mercado; y el combate con dos buques armados en guerra y apostados en Arrancaplumas, el cual culminó con la toma de esos dos buques, uno de ellos fue abordado en el propio Arrancaplumas y otro que perdió amarras y gobierno bajo el fuego de los revolucionarios en los pedregales de la boca del Guali, adonde lo arrojó la violenta corriente del Salto de Honda. Fue en el combate contra tales buques donde Tulio y su gente actuaron en forma decisiva". (15).
Y hasta tiempo les dio a sus hombres para que saquearan la ciudad, como lo describe Carlos Eduardo Jaramillo en su escrito "Fin de dos guerras, principio de dos siglos". Estos estaban inducidos "al pillaje, al robo, al secuestro, al incendio, al saqueo y a la imposición arbitraria de sanciones económicas. Cuando el Ramón Marín (El Negro Marín) se tomó por última vez el puerto de Honda, les dio a sus tropas dos horas para que saquearan a la ciudad". (16)
Extranjeros mediando para su amnistía
Thomas Fischer, trae un interesante subcapítulo sobre la mediación internacional en el caso del Negro Marín, quien cansado ya de combatir, quería dejar todo para retornar a su vida normal, así describe Fischer dicha situación, "Cuando el legendario "Negro Marín concentró en las cercanías de Honda alrededor de 2000 soldados, Gillies, así como el representante Francés, Paul Richuox, ofrecieron a Marroquín sus buenos oficios como mediadores. Con este fin se reunieron el 3 de abril de 1902 en la casa de John Russel, el director de la minas de Frías, Gillies, Richuox, el comerciante ingles John Owen, por una parte, y Marín, su secretario Virgilio Leiva y otros liberales por otra. El gobierno en Bogotá había enviado como delegado a su subsecretario de Guerra, quién según el informe de Gillies, no se encontraba. Los rebeldes dieron a entender en esta reunión que ya estaban cansados de la guerra. No obstante, pidieron el apoyo extranjero a la hora de rendir sus armas, ya que las concesiones verbales del gobierno no les inspiraban demasiada confianza. Además y como condición previa para entrar en negociaciones de paz, pidieron se reconocidos como beligerantes, ya que no querían se tratados como "cuadrillas de malhechores". A esto se sumó que no querían rendirse antes de consultar al Directorio del Partido Liberal.
Sin embargo el gobierno no cooperó en la búsqueda de un acuerdo para finalizar la guerra, ya que abusó del armisticio unilateral, declarado por parte de los guerrilleros, para y transportar una gran cantidad de municiones de Honda a Bogotá. Marín había puestos sus ojos desde hacía tiempo en este convoy gubernamental.
Aunque, por el momento, la reconciliación no fue alcanzada, estos contactos informales facilitaron el acercamiento de los partidos armados; Marín y sus tropas se rindieron a finales de septiembre, cuando ya no vieron posibilidad alguna de alzarse con la victoria, aceptando finalmente la oferta de amnistía".(17)
Su muerte
Una persona como esta batalladora, trabajadora e incansable "en 1923 murió en la pobreza, victima de la tuberculosis, en Honda".(18) según escribe Bercquists, pero Gabriel Paris Lozano hace su vocación final, "El negro Marín, a quién el retrato en las cajetillas de cigarrillos, la canción popular y el relato exagerado, con perfiles de leyenda, de sus andanzas guerrera ayudaron a crearle un renombre que ciertamente estuvo por encima de la realidad, fue de los últimos en deponer las armas. Llevo después una vida trabajosa. El pronto olvido de lo que fue la guerra y la rápida e irremediable decadencia de los caudillos destacados en ella que carecían de dotes para actuar con eficacia en la vida civil, lo dejaron rezagado en el camino. Roído por la tuberculosis y atormentado por la pobreza, murió en Honda, el 10 de diciembre de 1923".(19).
Las calles de Honda fueron luego su refugio y aquí encontramos la tumba de este combatiente la cual resalta entre otras, y solo quedan inscritas para la historia las palabras "Los liberales de Honda le dedican este recuerdo.
*Tiberio Murcia Godoy es Licenciado en Ciencias Sociales Universidad de Caldas. Especialista en Recreación Ecológica y Social Fundación Universitaria los Libertadores.Diplomado en Cátedra Tolima, Fases I, II y III. Universidad del Tolima. Diplomado en Mejoramiento de la calidad de la educación en los procesos de enseñanza aprendizaje de las ciencias sociales en el Departamento del Tolima. Fundamentación y diseño de la investigación educativa. Universidad del Tolima Diplomado en Alta Gerencia Cultural de Cundinamarca Fundación John F. Kennedy. Diplomado en Gestión Territorial y Desarrollo Local. Universidad de Ibagué. Autor de los libros "Mitos y leyendas de la Villa de San Bartolomé de Honda e Inspección de Puerto Bogotá" y "De paseo por la Villa de San Bartolomé de Honda, patrimonio para la humanidad". "Descubriendo la Villa de San Bartolomé de Honda, cátedra local". Docente Ciencias Sociales Institución Educativa Departamental Puerto Bogotá, Guaduas, Cundinamarca. Miembro de los Centros de Memoria Guaduas y Honda. Presidente del Centro de Historia de Honda.
(1) "Culturas políticas en la región andina" "Political cultures in the Andean region" 15 a 17 de mayo de 2008. Universitát Bielefeld, Deutsche Forschugsgeinschaft . Alemania
(2). Los guerrilleros del Tolima. Gonzalo Paris Lozano. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 72,73.
(3) ibid. Pág. 73.
(4). Una visita al "Negro" Marín. Malcolm Deas. Del Poder y la Gramática. Mundo Editores. 1993. Pág. 310.
(5). Los guerrilleros del Tolima. Gonzalo Paris Lozano. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 72,73
(6). Café y conflicto en Colombia (1886-1910). La Guerra de los Mil días, sus antecedentes y consecuencias. Charles Bergquist. Banco de la República/El Ancoras Editores. Bogotá. 1999. Pág. 290.
(7). Una visita al "Negro" Marín. Malcolm Deas. Del Poder y la Gramática. Mundo Editores. 1993. Pág. 309.
(8). La Guerra de los Mil Días (I). Enrique Santos Molano. Periódico El Tiempo. No 32.150. Noviembre 17 de 2002. Pág. 2-1..
(9). De la Guerra de los Mil días a la perdida de Panamá. Thomas Fischer. Memoria en un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Planeta . 2001. Pág. 86.
(10) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Págs. 116 .
(11). Ibíd. Pág. 117.
(12) SANTOS Molano Enrique. Centenario/La guerra de los mil días (IV) De Palonegro al golpe, miércoles 20 de noviembre de 2002 El Tiempo. No 32.153. Pág. 1-18
(13) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Págs. 86.
(14) SANTOS Molano Enrique. Centenario/La guerra de los mil días (IV) De Palonegro al golpe, miércoles 20 de noviembre de 2002 El Tiempo. No 32.153. Pág. 1-18
(15) PARIS Lozano Gonzalo. Los guerrilleros del Tolima. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 69 y 70.
(16) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Pág. 373.
(17) SÁNCHEZ Gonzalo. AGUILERA Mario y otros. De la guerra de los mil días a la perdida de Panamá. Thomas Fischer. Memoria de un País en Guerra. Los Mil Días 1899-1902. Editorial Planeta. Bogotá. Pág. 86,87.
(18) BERGQUIST Charles. Café y Conflicto en Colombia (1886-1910) La Guerra de los Mil Días, sus antecedentes y consecuencias. Banco de la República/Ancora Editores. Bogotá. 1999. Pág. 290.
(19) PARIS Lozano Gonzalo. Los guerrilleros del Tolima. Revista de la Universidad del Tolima. V 1. No 4, 1982. Págs. 74,75
NOVIEMBRE 2009. MANIZALES, CALDAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario