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viernes, 4 de noviembre de 2011

Alejo Sabaraín Ramos, en honor de una gran patriota Por Alfredo Cardona Tobon

jueves 24 de febrero de 2011

Ni era realista ni novio de la Pola
Fue sólo un compañero de lucha de la Pola. Se formó como republicano y militó en los campamentos subversivos. Verdad
Alfredo Cardona Tobón
Alejo Sabaraín ha pasado a la historia como un personaje ligado sentimentalmente a Policarpa Salavarrieta, y su memoria ha sido tan falseada, que en un programa de televisión se tiene la desfachatez de mostrarlo como un realista que, en aras del amor, al final ve la luz de la libertad.
Para empezar a desbaratar falsedades hay que establecer que Alejo no fue novio de La Pola, fue un amigo o un camarada que conspiró al lado de Policarpa. Tampoco fue su amante como dice José María Espinosa en " Memorias de una abanderado", pues a Espinosa no le consta ningún amorío entre los dos jóvenes ,pues nunca conoció a La Pola
José Hilario López relata en sus "Memorias" su lucha al lado de Sabaraín en la campaña del sur y en forma magistral describe las últimas horas de Alejo y demás compañeros. En ninguna parte habla de un noviazgo entre Sabaraín y Policarpa, y hay que creerle, pues fue testigo de los hechos y su relato no fue de oídas como sucedió con Espinosa.
Ese romance largo y almibarado, tan repetido en la historia, fue invento de un oficial inglés, que influenciado por el romanticismo de la época, armó un idilio que en su época fue desmentido por la hermana de María Ignacia Valencia , novia de Sabaraín desde su prisión en Popayán.

¿QUIEN FUÉ ALEJO SABARAÍN?
El padre de Alejo fue un funcionario español y su madre una criolla realista En ese ambiente se esperaba que estuviera al lado de los peninsulares, pero pesaron más la influencia de sus amigos opuestos a los abusos coloniales y el pensamiento libertario del ilustre metalurgista Juan D´Eluyar, hombre de mundo muy allegado a su familia, que como buen vasco, era independista y enemigo de la realeza ibérica...
Alejo nació en Honda en 1795 y cursó los estudios básicos en su pueblo natal; y al contrario de lo que se dice, no tuvo tiempo de ir a Europa porque desde adolescente se unió a las tropas patriotas, en cuyos precarios campamentos se formó como militar republicano..
Días después del 20 de julio de 1810 Alejo Sabaraín se unió a la tropa de la Junta de Gobierno de Mariquita y con solo quince años de edad recibió el bautismo de fuego en el combate de “Gallinazo” donde con el título de alférez combatió al lado de las tropas de Honda en sus confrontaciones con Ambalema por el control de la región.
Cuando Cundinamarca extendió su dominio sobre lo que hoy es el Tolima, Alejo se unió a las tropas de Nariño y participó en las campañas de El Socorro y Pamplona. No está claro cuándo ni por qué los dos hermanos Sabaraín, Alejo y Leandro, resultaron luchando contra los españoles en la costa Atlántica; tampoco si lo hicieron bajo las banderas de Mompox o de Cartagena; pero fue así, pues el gobierno de Cundinamarca en un comunicado oficial reconoce el papel valeroso de estos jóvenes en las orillas del océano.
LA CAMPAÑA DEL SUR
En febrero de 1813 Alejo regresa a Santa Fe para recuperarse de una insolación severa y en los últimos días de septiembre de ese año se une a la expedición de Nariño que marcha a combatir al gobernador Tacón y a sus aliados quiteños
Nariño avanzó por territorio hostil sin un minuto de reposo. Combatió en Juanambú, en el Tablón de los Gómez, en la Cañada y en escaramuzas sin fin que fueron debilitando al ejército republicano acosado por el hambre, por la topografía y por las guerrillas patianas
Ante el sombrío panorama, Nariño consulta a los oficiales sobre la conveniencia de retroceder o continuar la campaña. El capitán Rengifo y el alférez Sabaraín propusieron la retirada; Nariño en gesto cruel, injusto y soberbio los llamó cobardes y los rebajó a la categoría de simples soldados.
Pese a semejante ultraje, Rengifo y Sabaráin siguieron combatiendo lado de Nariño. Después del desastre de Pasto, donde el Precursor quedó en manos enemigas, Sabaraín continuó en campaña bajo las órdenes de los generales Miguel Serviez y José María Cabal.
Las pugnas intestinas y el asedio constante de los españoles redujeron las fuerzas patriotas., que en su desespero y en un acto suicida se estrellaron contra las posiciones enemigas en la Cuchilla del Tambo. Muchos patriotas murieron y otros cayeron en poder de Sámano. La crueldad española fue inaudita, las ejecuciones a granel señalaban el triste final de Sabaráin, pero un indulto lo salva de la muerte y lo lleva a las prisiones de Santa Fe de Bogotá.
ALEJO Y MARIA IGNACIA VALENCIA
La generosa dama Doña Eusebia Caycedo Santamaría y su hija María Ignacia llevaban provisiones y medicinas a los patriotas prisioneros en Popayán. En la cárcel el apuesto Sabaraín conoció la bella niña y las rejas no fueron barrera para que el amor encendiera sus corazones y el idilio continuara en Santa Fe de Bogotá, adonde viajó Doña Eusebia cuando murió su esposo y su familia quedó bajo el amparo del Doctor Fernando Caycedo,.
El primero de julio de 1817 un indulto de Fernando VII libera a los prisioneros republicanos. Alejo vuelve a encontrarse con Ignacio Rodríguez, antiguo compañero de lucha que ahora comanda las guerrillas de Honda y se integra a las organizaciones rebeldes que operan en Santa Fe. El plan general es promover un levantamiento en la capital del virreinato con el apoyo de las guerrillas que actúan en el piedemonte llanero, en San Gil y por los lados de Honda. María Ignacia y otras prestantes damas santafereñas apoyan las operaciones mientras Sabaraín y la Pola establecen contacto con los insurgentes comandados por Rodríguez y por el cura Mariño.
EL SACRIFICIO DE ALEJO
A pesar de las represalias de “los pacificadores”, la resistencia contra los españoles no amaina. Hay levantamientos en el Valle, en el Huila, en el pie de monte llanero y en la provincia de El Socorro. Numerosos americanos, reclutados por los realistas, abandonan los cuarteles y se unen a las guerrillas de La Niebla, del cura Mariño y del general Santander..
Sabaráin cae prisionero cuando marcha con otros compañeros a los llanos de Casanare a reunirse con las fuerzas patriotas. Su captura es un duro golpe para los patriotas pues entre los elementos incautados a los rebeldes, los españoles le encuentran unas cartas que comprometen a La Pola y pone en evidencia la red subversiva.
Después de un simulacro de juicio, el general Sámano condena a la Pola, a Sabaraín y a otros insurgentes a morir en el cadalso. En la mañana del once de noviembre de 1817, María Ignacia observa desde el balcón de su casa la marcha de los condenados. Con el dolor en el alma despide a su amado, y bañada en lágrimas se hinca ante el crucifijo del pequeño oratorio a pedirle a Dios que detenga a los verdugos.
Las campanas tañen fúnebremente y el ruido acompasado del tambor va marcando los últimos instantes de los condenados a muerte. A pesar de las súplicas, no llega el milagro que implora María Ignacia y a las once de la mañana del 14 de noviembre de 1817 los verdugos cortan la vida de la Pola, de Antonio Galeano, de Antonio Suárez y de Manuel Manrufus. Después el pelotón de fusilamiento acribilla al poeta Arcos, a Arellano, a Manuel Díaz y a Alejo Sabarain y para completar la infamia recogen sus cuerpos ensangrentados y los cuelgan de la horca.
Las descargas punzaron como agujas al rojo los oídos de María Ignacia. El aleteo de la muerte se sintió en el oratorio y en ese momento empezó a marchitarse la vida de María Ignacia cuya alma voló al cielo tres meses más tarde. Con las descargas se ahogaron los últimos versos que el poeta Arcos, otro de los sacrificados, le compuso a Policarpa Salavarrieta.
Al anochecer, dos sacerdotes hermanos de la Pola, reclamaron el cuerpo de la joven La Cofradía de la Piedad del Templo de la Veracruz recogió los cadáveres de Alejo Sabaraín y demás compañeros de infortunio para darles cristiana sepultura.
La Patria- Papel Salmón- Febrero 6 de 2011

ANEXO

( Colaboración del Sr. Alberto Silva para historiayregion que complementa el artículo sobre Zabaraín)
Obviamente, mientras caía todo el ejercito en la Cuchilla, Mejía escapaba hacia La Plata, Huila, a través de la cordillera. A Bogotá enviaron presos a Francisco Cabal (primo hermano del general José María Cabal), a Alejo Zabaraín y a José Fernández Madrid, el presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, que había sido capturado en Chaparral, Tolima, luego de la catástrofe de la Cuchilla. Al general José María Cabal, sobre quien cayo todo el peso de la venganza de Samano, fue fusilado en Popayán junto con dos oficiales mas, los coroneles Quijano y Matute. Al salir de la cárcel al patíbulo, se detuvo frente a la celda de Tomas Cipriano de Mosquera y le dijo estas sentidas palabras (que casi todos los presos allí como López, Alcántara y Espinosa, escucharon): “Mosquerita, su tierna edad lo salvara; acuérdese de su general para vengarlo”. Esas palabras las repetiría Mosquera durante un discurso en el Congreso muchas décadas después, cuando fue presidente de Colombia.
A Francisco Cabal lo fusilarían en Bogotá; Zabaraín seria indultado, pero mas tarde volvería a ser capturado por auxiliar a la guerrilla de camino a los Llanos y fusilado también en Bogotá; a Fernández Madrid también lo indultaron, su nula experiencia militar lo había salvado del cadalzo, cuando lo capturaron pretendía salir por el Sur ‘hacia el Brasil’, a través del rió Putumayo. Una locura, pues no tenían una real conciencia de lo que significaba realizar esa travesía, que en su imaginación y con el escaso conocimiento geográfico de la época, pensaban que era una cuestión sencilla. Pidió clemencia a Morillo, pero este lo espeto, recordandole sus raíces españolas: "Usted sale dentro de tres días para Madrid (exiliado), vaya aprenda lealtad donde sus familiares, pero déjeme decirle que a mi usted no me engaña, usted es y seguirá siendo un traidor"....

Zabaraín y la Pola fueron al menos compañeros de revolución. Quizás hasta amantes. Lo de pertenecer y ayudar a las guerrillas del coronel José Ignacio Rodríguez (aquel que decapito al coronel español Asin en Calibio) también es cierto.
Pero se debe decir que Alejo fue capturado en la Cuchilla del Tambo, la última batalla de la 1ra. Republica, en 1816, cerca a Popayán, y que fue una catástrofe para los independientes. Murió la mitad del ejército y la otra mitad fue capturada. Una debacle total. Eso fue culpa del coronel antioqueño Liborio Mejía, quien sin escuchar razones se lanzo suicidamente con 700 hombres a trepar por la Cuchilla para ser derrotado por 2.000 realistas que lo triplicaban en número y además estaban en una posición elevada.
Allí cayo capturado Alejo Zabaraín, además de tres futuros presidentes de Colombia, José Hilario López, Pedro Alcántara Herrán y Tomas Cipriano de Mosquera, quienes para la época eran apenas unos adolescentes (López tenia 18, Alcántara 15, y Mosquera 17). A José Hilario López casi lo matan allí mismo los enardecidos españoles apenas se rindió el ejército en la Cuchilla.
Casi todos los capturados fueron enviados a las cárceles de Popayán. Además de Zabaraín, López, Alcántara y Mosquera, también cayeron Francisco Cabal y José María Espinosa, el abanderado de Nariño y pintor de la Independencia, que posteriormente nos lego para la historia, los cuadros hermosos de todas esas batallas donde él participo (Alto Palace, Calibio, Juanambú, Tacines, Ejidos de Pasto, El Palo y Cuchilla del Tambo).
A Mosquera lo salvo el hecho que fuese aun bastante joven, López se salvo de la ejecución por un pelo (llego hasta una cuadra del cadalso cuando lo hicieron devolver a la cárcel, era la forma como Samano los hacia sufrir); Espinosa fue liberado algún tiempo después (muy probablemente porque su rango de simple soldado se lo facilito, además estaba emparentado con familias prominentes de la época, y era sobrino político de Camilo Torres), pero al General vallecaucano José María Cabal, vencedor invicto en 13 combates y mano derecha de Nariño durante toda la campaña del sur, no escapo de la venganza de Samano.
Fue capturado arriba de Palmira. Había renunciado al mando del ejercito del Sur antes de la batalla de la Cuchilla del Tambo, y retirado a su hacienda, tras sostener desavenencias con los jóvenes oficiales como el impulsivo e inepto Liborio Mejía, quienes pensaban que Cabal era muy viejo y muy cobarde por no enfrentar a Samano en la Cuchilla. La historia le daría la razón a Cabal. Había sido un suicidio atacar a los españoles en la subida a la Cuchilla con tan poca gente

ANEXO
TOMADO DEL LIBRO MUJERES LIBERTADORAS DE ENRIQUE SANTOS MOLANO-Editrial Planeta- 2010
" Es verdad que Policarpa Salavarrieta y Alejo Savarain mueren en el mismo patíbulo y por la misma causa; es verdad que Policarpa dirigió el espionaje patriota en Santafé entre enero y septiembre de 1817; es verdad que su patriotismo y su amor a la libertad la llevaron a entregarles la vida. Policarpa no se ganó los arcabuzazs que segaron su vida ni su puesto de heroína porque hubiera estado aciendo calceta enla casa de doña Andrea Ricaurte de Lozano; pearo ¡ será verdad lo de sus amores con Alejo Sabaraín?. Muchos de sus biógrafos dejan entender que esos amores venían desde 1815 y que, cuando Savaraín marchó ese año a unirse a las tropas patriotas que se formaron al sur , se comprometió con Policarpa y fijaron fecha de matrimonio a su regreso, si regresaba.
Está documentado que Policarpa y Alejo nunca se conocieron antes de enero de 1817; y está documentado, también que Alejo Savaraín, de Honda por nacimiento, de familia distinguida, se había comprometido, en la época de su partida al sur, con la señorita María Ignacia Caicedo, miembro de aristocráticas familias de Popayány Santafé y en 1817 ocupaba la casa de frente a la iglesia y Colegio del Rosario, desde ahí daba Maria Ignacia noticias al prisionero escribiéndolas en el ruedo inferior de la ropa blanca, que descubria en el balcón en los momentos oportunos. Allí pasó ella la última noche de Alejo Savaraín, inmóvil y en vela, y, cuando oyó la campana que anunciaba la marcha de su novio al cadalso, perdió la voz, quedó herida de parálisis, y murió a los pocos días.
Esta historia narrada por Rafael Pombo, allegado a María Ignacia no deja duda sobre su veracidad.
Pudo ser que, en los ocho meses de su tabajo como espías, la hermosa Policarpa y el apuesto Alejo se habiesen enamorado, pero no hay huellas visibles que nos permitan darlo por hecho. El oficial de la Legión Británica que estampa en sus memorias el romántico relato sobre la muerte de los dos amantes no menciona en ningún momento el nombre de Alejo Savaraín, solo se refiere al amante o prometido. Doña Andrea Ricaurte nisiquiera habla de que Policarpa hubiese tenido amores con alguien. Ni sobre el asunto mienta una sílaba en sus Memorias quienfue testigo presencial de la captura, la condena y el fusilamento de Policarpa , y que estuvo a un dedo de ser uno de los fusiladores, el general, procer y presidente ( 1849-1853) Jo sé Hilario López.

ANEXO II
Ver " Verdad y ficción en la vida de la Pola" en este blog y "Policarpa Salavarrieta y las guerrillas patriotas" en este mismo blog.

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