Artículo del Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia
Número 124, Volumen 40
1990-1991
Colombia: Al rescate de su arteria vital. Así titularon algunos periódicos nacionales y extranjeros la también “Gran aventura de El Espectador y Caracol” o “La Expedición de la Esperanza”, ensayos del periodismo científico sobre la situación de nuestra principal arteria patria que hoy sigue enferma.
En muchas reuniones científicas realizadas en los cinco continentes he tenido la oportunidad de
hacer conocer la rica geografía de Colombia y su problemática del agua, ese milagro de la naturaleza que por desgracia, entre nosotros vienen degradándose aceleradamente y cuyo punto focal lo constituyen el Río Magdalena y su afluente Bogotá, hoy río muerto.
Es bien sabido que uno de los problemas que preocupan al hombre actual y que se ha agravado en nuestro hoy pequeñísimo planeta tierra es el del agua potable. Ya el problema es global. Y la
práctica ha demostrado que en este caso se precisa de la unión de ideas científicas y técnicas en la realización de proyectos conjuntos a menudo sumamente costosos y, lo más importante, de la
comprensión por todos del peligro común.
La hoya hidrográfica del Rió Magdalena está entre las diez más importantes del mundo. Además,
recuérdese que Colombia es un centro de dispersión fluvial no igualado en el Continente Americano cuyas aguas vienen degradándose aceleradamente. Pero gracias a la Ecología se le ha demostrado al hombre actual y sus dirigentes cuán pequeño es nuestro globo terrestre y cuánto dependemos los unos de los otros. Ella nos ha enseñado que proteger el entorno es proteger la Paz, pues si agredimos a la naturaleza ella se venga inexorablemente dejándonos daño irreparable.
La mencionada “Expedición de la Esperanza” O “Gran aventura”, saturada de retórica tropical como “La Caracola” por lo menor indujo a los colombianos a interesarse seriamente por el Río Padre de Colombia donde gran parte de su vida y de su historia se han realizado. Ese Río Padre ha sido fuente de vida como otros ríos del mundo venas del planeta y fuentes de vida como el Nilo o consuelo en la hora de la muerte como el sagrado Ganges, permanente desafió al hombre como el Misisipi y el Yantzé, baluartes contra las invasiones como el Danubio Azul y el heroico Volga y
parcialmente sumidos en el misterio como nuestro grandioso Amazonas (Rió-Mar) o el africano
Congo que formaron todos ellos parte esencial en la historia de la humanidad.
*Fundador de la Universidad de Bogotá “Jorge Tadeo Lozano”. Miembro de la Comisión de
Monitoreo o Investigación de los Recursos Naturales de la UNION GEOGRAFICA INTERNACIONAL y la de Protección de la Naturaleza del Consejo Mundial de la Paz. Premio Nacional de Geografía.
Publicados en 1954 los primeros trabajos que inicié sobre LIMNOLOGIA COLOMBIANA (Lagos, lagunas, ríos y quebradas de Colombia) y como docente de la Universidad que fundará para investigar, educar, conservar y explotar racionalmente los Recursos Naturales de la América Tropical junto con su facultad de Ingeniería Geográfica destinada a formar los cuadros para descubrir y redescubrir el hombre, el territorio y el medio ambiente, tuve oportunidad de visitar los países y sus ríos ya mencionados.
Observándolos parece que la anticipación del poeta nos inculcara: “Cuidado ríos del mundo.
Temed, como yo, la inconsecuencia de los hombres. Ayer mis aguas nutrían a los peces negros de
cabeza achatada (bagres, bocachicos, etc.) y a los grandes cangrejos del río, unos y otros en vía de extinción o ya exterminados. Los abonos inconsideradamente utilizados y la tala y el desmonte realizados a tontas y locas han agotado mi caudal”. Pero el hombre puede reparar, si trabaja a tiempo, lo que él mismo ha destruido, todo a base de educación, consagración y tenacidad.
Por ello es tan patrióticamente satisfactorio, al regresar del exterior, ver cómo la CORPORACION NACIONAL DE TURISMO acogió la idea de crear un Museo del Río de la Patria, quizá único en el mundo, la cual se debe a la Presidencia del Comité pro-HONDA y su Junta de Turismo, la distinguida Concejal doña Cecilia Polanco de Laverde y sus colaboradores el Arquitecto Rodrigo Valencia y el dinámico tadeista José Suárez.
El aporte económico de la Corporación Nacional de Turismo a la restauración de la ciudad histórica de HONDA y su zona colonial con el antiguo castillo o fuerte de la Ceiba permitirá crear el MUSEO DEL RIO DE LA PATRIA cuyos objetivos locales e internacionales citaremos brevemente: Atraer hacia Colombia para estudiar y admirar la Biosfera con el encanto y embrujo de la América Tropical desde el nacimiento del Río -arca limnológica de Colombia- en el maravilloso macizo de nuestra cordillera de los Andes Ecuatriales, fuente de la Estrella Fluvial americana con los ríos Magdalena, Cauca, Caquetá y Patía que desembocan en el Atlántico, Pacífico o el Amazonas. Además, se aspira con esta Fundación crear un mayor desarrollo turístico en general hacia Honda, una historia en el presente, y hacia zonas aledañas donde irradió la gloriosa expedición Botánica, creadora por la ciencia de nuestra nacionalidad, de nuestra independencia y de la cultura. Cabe grabar en la memoria que no ha existido un caso semejante como aquel que le dio nacimiento a un país el grupo guiado por el sabio José Celestino Mutis (la verdad os hará libres) y la pléyade de discípulos como Francisco Antonio Zea (redactor de la constitución de la Gran Colombia con el libertador y primer americano que ocupó la dirección de la ciencia del imperio español), Caldas (geógrafeminente, militar y astrónomo), Jorge Tadeo Lozano (Químico, Estadista, Zoogeógrafo y Presidente de Cundinamarca, hoy Colombia) Matis (el mejor pintor de flores del mundo según A. de Humbolt), etc. Con dicho Museo que será además una casa de estudios como homenaje a esos próceres de nuestra independencias se beneficiarán muchas ciudades cercanas como Mariquita, Líbano, Guaduas, La Dorada y los (8) departamentos que bañan el gran río.
El Museo creará un renacimiento sobre el papel que tuvo el Río en la construcción de Colombia durante la Conquista. la Colonia, la Independencia y la República y que por incuria ha sido olvidado. ¿Qué podrá ver el visitante? Varias salas, entre otras, con dioramas luminosas sobre el hombre antiguo y el hombre actual como testigos de nuestra historia, explicando los recursos naturales prehispánicos desaparecidos, asilvestrados o en uso reducido, la rica orfebrería que es admiración en las exposiciones que ha presentado el país en Washington, Moscú, Roma, Leningrado y otras ciudades.
Tendrá una especial dedicada al presente futuro del Río desde el punto de vista ambiental (su flora y fauna acuáticas con acuarios para mostrar la inmensa riqueza de las aguas continentales de Colombia). Habrá otras dedicadas a los laboratorios de Química y Biología, las de maquetas con los diferentes tipos de barcos del bajo y alto Magdalena, canoas, balsas, champanes, etc. Otra será la dedicada a la cartografía histórica del Río desde 1572 hasta la elaborada por A. de Humboldt y el extraordinario trabajo del Instituto Geográfico de Colombia “Agustín Codazzi” que enorgullece a propios y extraños.
Aparecerán claro está los nombre de millares de ciudadanos que por la bella, histórica y hospitalaria Ciudad de los Puentes o „Villa de San Bartolomé de las Palmas de Honda”, eregida según real cédula otorgada por el Rey de Castilla Don Felipe IV, pasaron a poblar nuestro incomparable y lindo país colombiano.
Honda, estoy seguro, con su Museo irá rumbo al futuro sobre maravillosos cimientos del pasado.
Comparo a Honda con las ciudades islámicas cuyas casas se van yuxtaponiendo y determinan el
trazo de las calle, lo mismo que las que sirven de acceso a las viviendas o las de tránsito. Las calles hondanas, según el observador representan esa belleza oriental, que, aparentemente parecen desordenadas, pero en el fondo son exquisitamente trazadas tanto desde el punto de vista funcional como espiritual.
En verdad HONDA es una de las ciudades más bellas de Colombia, la cual una vez restaurada con el aporte de la Corporación Nacional de Turismo y el Gobierno Central iniciará una era de progreso que se extenderá a todo lo ancho y largo del Río de la Patria como lo bautizó en su libro uno de los más distinguidos miembros de nuestra Sociedad Geográfica de Colombia Rafael Gómez Picón.
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