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sábado, 7 de mayo de 2011

ETNOGRAFÍAS SOCIO-TERRITORIALES DE LA MIGRACIÓN Y LA MOVILIDAD EN EL MAGDALENA MEDIO

BÉATRIZ NATES CRUZ2
Manizales, 2010-04-17 (Rev. 2010-06-24)
RESUMEN
Este artículo trata de ciertos tipos de migración y movilidad en Mariquita, Armero-Guayabal y Honda, municipios del Magdalena Medio caldense y tolimense. El problema que se planeta es cómo la migración y la movilidad no son procesos unívocos, ni se pueden estudiar a partir de una sola dinámica; por el contrario, se entrecruzan circunstancias no sólo de causa de estos fenómenos, sino también de implicaciones en los lugares de llegada o acogida que, en su conjunto (causas e implicaciones), dan explicación a la existencia de la migración y la movilidad de personas, bienes y servicios. La metodología que se sigue es la de multiplanos etnográficos, tomando como discurso de referencia las voces directas de los narradores que fueron entrevistados en distintos momentos y escenarios de sus propios municipios durante los años 2008 y 2009.
PALABRAS CLAVE:
Etnografía, migración, movilidad, Magdalena Medio.
SOCIAL-TERRITORIAL ETHNOGRAPHIES OF MIGRATION AND MOBILITY IN THE MID MAGDALENA RIVER BASIN The cases of Armero Avalanche, Mariquita Reservoir, and Honda Gentrification
ABSTRACT
This article describes certain types of migration and mobility in Mariquita, Armero-Guayabal and Honda, municipalities belonging to the mid Magdalena River basin in Caldas and Tolima (Colombia). The problem presented is how migration and mobility are neither univocal processes nor they can they be studied from a unique dynamic; on the contrary, they crosslink circumstances not only of the causes of this phenomena but also of the implications in the arrival or reception places which, together (causes and implications) explain the existence of people, goods and services migrations and mobility. The methodology used was the ethnographic multi-plane method taking as a reference discourse the live voices of the narrators which were interviewed at different times and sceneries of their own municipalities during 2008 and 2009.
KEY WORDS: ethnography, migration, mobility, Mid Magdalena River Basin.
TERRITORIALIDADES DE LA MIGRACIÓN Y LA MOVILIDAD
La territorialidad siempre implica producir territorio, y producir territorio implica, a su vez, poner en evidencia las causas, consecuencias e implicaciones de dicha producción a partir de las distintas dimensiones culturales como la economía, la política, la religión, entre otras.
La migración y la movilidad son algunas de las causas más pronunciadas de los procesos de producción territorial. Pudiera pensarse que es quizá el mundo contemporáneo el que más ha producido migraciones a través de colonizaciones y desplazamiento, así como movilidad de personas, capitales, bienes y servicios. Sin embargo, los distintos estudios al respecto muestran cómo dicha situación tiene antecedentes de larga duración. No sólo el fenómeno mismo ha ido marcando épocas y culturas, sino que también ha marcado pauta la distinción entre si ese flujo de entrada y salida es individual o colectivo. En el segundo caso, la migración se denominaría movimiento migratorio, constituido por grupos de personas que por distintas circunstancias salen de sus lugares de origen y escogen sus lugares de llegada por otras tantas razones. Malgesini y Giménez plantean que “Los movimientos migratorios son el producto de una tendencia natural e histórica de las personas a desplazarse siempre con un mismo objetivo: mejorar la situación de partida. Eso no significa que todo el mundo tenga la misma motivación; por el contrario, en ocasiones la meta puede ser la búsqueda más elemental de la supervivencia, escapar de los peligros o conseguir alimentos, y en otras, la satisfacción de anhelos culturales o de aventura.” (2000: 282).
Para los casos presentados en este artículo, los movimientos migratorios buscan la supervivencia (escapar de peligros y pedir protección) y el mejoramiento de sus condiciones socio-económicas. En ese proceso está igualmente implicada la movilidad de capitales, bienes y servicios, puesto que no solamente aquel que emigra se lleva consigo lo que tiene, sino que además aquellos que ocasionan la salida por presión, especialmente en el caso de confrontaciones de guerra y conflicto, posesionan su poder, usufructúan tierras y se instalan irradiando un control socio-territorial que les permite ser los señores de los lugares que desocupan con presiones horroristas3 . Resulta igualmente sugerente establecer la distinción entre migración humana y movilidad poblacional. Distinguimos la migración de la movilidad tanto por escalas de espacio como de tiempo. La migración implica un cambio territorial total (social, cultural, físico), mientras que la movilidad permite una circulación que no exige una estancia definitiva o a largo plazo en el lugar de llegada; es la fluctuación de personas, de bienes y servicios que bien puede ser implícita o explícita. El primer tipo alude a situaciones donde se pondera el poder por encima de la presencia de la persona misma; es el caso de la inversión de bienes y servicios que han hecho los paramilitares y el narcotráfico, o en otro extremo el que hacen las multinacionales. Entre las circunstancias que hacen referencia a este tipo de movilidad se encuentra el hecho de que las personas están y marcan territorios, sin que su presencia física sea la condición. En la movilidad explícita se requiere que la relación social establecida sea entre presentes. Relacionar migración y movilidad con procesos de territorialidad implica tomarlos como factores de organización o de mutación de disposiciones y de sistemas espaciales existentes. Como se ha mencionado en otros textos (Nates & Uribe 2007), conocidos son ya los estudios que relacionan estos conceptos y concuerdan en decir que lo que generan, sea en el orden rural o urbano, son mutaciones que los convierten en el objeto de nuevas vocaciones (económicas, sociales, de ocio, culturales, religiosas o políticas). En estos procesos, la configuración territorial no sólo se da en los lugares de llegada de las poblaciones “que se mueven”, también se dan en los lugares “dejados”. Por ello, los problemas sociales generados parecen estar efectivamente en el corazón de la economía y la demografía: el empleo/desempleo, el hábitat, la residencia, el acceso a los servicios, el acceso y demanda de ofertas de tipo cultural, de propiedad sobre la tierra, la educación, entre otros. Mientras los lugares de recepción de población se vuelven plurifuncionales y sus funciones se vuelven más complejas a diferentes ritmos y en diferentes medidas, los lugares de partida suelen adaptarse a vacíos. Estas situaciones son recurrentes en el Magdalena Medio. Sin embargo, existen particularidades internas que exigen distinguir cómo y desde dónde (territorial y socialmente) se dan esos movimientos. En la región estudiada (Magdalena Medio caldense y tolimense), así como en las poblaciones que componen toda esta región, la migración se da, tanto individual como a través de movimientos, pero las características de éstas son distintas: cuando la migración es individual o de pequeños movimientos puede darse intrarregional, buscando entre los municipios de la región las mejores posibilidades de salvaguardar la vida en el caso de migración forzada por la violencia, o de mejorar las condiciones socio-económicas debido a las crisis locales o a catástrofes naturales que desplazan obligatoriamente a la población. La otra posibilidad son los movimientos migratorios a gran escala que se producen dentro del país a diferentes regiones, siendo capitales como Bogotá, Medellín, Pereira y Cali, las más ponderadas, sea porque se les indique desde las administraciones municipales que esos lugares pueden ser buenas fuentes de acogida económica, o porque el imaginario colectivo así lo asume.
De otro lado, la movilidad de capitales, bienes y servicios es muy variada. No sólo porque ante todas esas formas de migración correspondan de cierta manera distintos tipos de movilidad (implícita o explícita), sino porque al ser la región un lugar que en Colombia es bien identificado por la fuerte presencia de paramilitares, guerrilla y narcotráfico, se ha venido generalizando en las prácticas de cada uno de estos grupos la consecución de recursos económicos directos bajo la modalidad de compra de tierras a bajos precios a través de presión a sus propietarios, o porque se usufructúan tierras que han sido abandonadas en el proceso de desplazamiento forzado, así como capitales económicos que se adquieren por “vacunas” o impuestos en dinero, bienes y servicios que se reinvierten luego ?en varios casos? en empresas económicas de distintas tallas que pasan posteriormente a ocupar puestos destacados de oferta y demanda entre los mismos nativos. Estas migraciones y movilidades se enmarcan en los actuales procesos de globalización. Actualidad que se considera para nuestro caso desde 1985 hasta el año 2009. Las objetivaciones de tales procesos presentan en la región de estudio, profundas transformaciones en lo económico, político, cultural, jurídico y social, y con ello, consecuencias en el conflicto armado, los actores sociales, los reacomodos y segregaciones socio-espaciales de las poblaciones y de la inversión de capital económico. En este último aspecto cabe resaltar lo que ha acontecido con Honda y La Dorada, que han vivido duras situaciones socio-económicas debido a la movilidad de capital de pequeñas industrias y empresas de producción de bienes y servicios, así como del desuso de la navegación del río Magdalena y en el caso de La Dorada, del ferrocarril. Todo esto ocasiona no sólo un reacomodamiento demográfico, sino también una exigencia de metodologías sociales creadas y vividas por los propios actores que surgen en la convivencia cotidiana, así como en los esfuerzos institucionales por aprehender el fenómeno y articularlo a los municipios expulsores y a los municipios receptores. Los reacomodos urbanos por desplazamiento forzado o libre ubicación, las presiones socio-ambientales, los desastres naturales ?en particular la tragedia de Armero?, la limitación de recursos de distinta índole y la magnitud de los problemas que todo esto genera, hacen que se vuelvan un medio prioritario para poder determinar con mayor perspectiva las consecuencias, implicaciones e impactos de la migración y la movilidad en el Magdalena Medio, para nuestro caso de algunos municipios de Tolima y Caldas.
CONTEXTO Y TIEMPO DEL ESTUDIO
De la investigación “Dinámicas Territoriales en el Medio Magdalena (Caldas-Tolima): 1985–2008”, se referencian para efectos de este artículo tres de los cuatro municipios contemplados en el estudio: Honda, Mariquita y Armero (Armero-Guayabal) (ver Fotografías No. 1 y 2, y mapa zona de estudio), todos pertenecientes a cultura rivereña al ubicarse en las inmediaciones del río Magdalena. Su selección para este texto se debió a la trascendencia relacional de la migración y la movilidad con los hechos socio-territoriales que las produjeron. Los periodos de estudio que se ubican entre 1985 y 2008 marcan hitos en cuanto a explosiones e implosiones sociales, económicas y ambientales, con significativas consecuencias culturales y políticas. La región objeto del estudio ha recibido una afectación considerable en cuanto a las dinámicas territoriales, los nuevos procesos de producción y ordenación del territorio, y en cuanto a la territorialización de conflictos y violencias de distinto orden.
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Fuente: Juana Chaves-Béatriz Nates Cruz 2009
La triangulación la marcan sin duda tres hechos que con una ubicación precisa en el tiempo, cambiaron las dinámicas dimensionales (economía, sociedad, cultura, política) y escalares (veredas, corregimientos, municipios, departamentos, región) de los recursos, actores, perspectivas institucionales, acciones públicas, gestiones gubernamentales y privadas de Armero (hoy Armero-Guayabal). Nos referimos a la catástrofe de Armero en 1985, a la apropiación socio-territorial de La Reserva Forestal de Mariquita en los años 70 y la gentrificación o elitización de Honda hacia finales de los años 80. Estos hechos y sus posteriores consecuencias para el caso de Armero, o sus dinámicas y desarrollos para el caso de Mariquita y Honda, cambiaron por completo la definición de áreas urbanas y rurales, de sentidos de pertenencia territorial, los epicentros económicos, la preponderancia administrativa, y con ello, los poderes locales y regionales. Mariquita, reconocida interna y externamente por su papel central en la Expedición Botánica y, con ello, por la relevancia de haber constituido en 1960 la Reserva Forestal de Mariquita con 640 hectáreas (Resolución No. 1240 del Ministerio de Agricultura), comienza a sufrir la presión demográfica y el uso desafortunado que de esta reserva hacen ciertas administraciones, tal y como se muestra más adelante. Honda se ve afectada por una doble coincidencia: la avalancha de Armero y la depresión económica que produce el traslado o cierre de varias de sus industrias y oficinas bancarias. Algunos pobladores arguyen que lo segundo se debió a lo primero; sin embargo, varias de las industrias y empresas que se ubicaban en este antaño puerto del río Magdalena comenzaron su cese de actividades en el municipio desde antes. Al ser Honda un municipio eminentemente urbano, lo que quedaba por aprovechar era su antigua arquitectura con barrios coloniales que, en depresión, ofrecían condiciones halagüeñas en precios que, con restauraciones y habilitaciones, produjeron el “rincón gentrificado” por excelencia de las riveras del Magdalena para una población particularmente bogotana de medios culturales y económicos destacados. Por su parte, el destino de Armero se divide en dos. El antiguo corregimiento de Guayabal hereda la cabecera político-administrativa, pero no sus prebendas económicas propias de un municipio como lo era Armero, sino sus deudas y conflictos de reubicación poblacional. Según los sobrevivientes entrevistados, Lérida se lleva la parte prospera que dejaba Armero.
Del anterior panorama conceptual y etnográfico retomaremos a continuación sólo lo que compete a las circunstancias de migración y movilidad vividas en los municipios de Armero-Guayabal, Mariquita y Honda, cada uno de los cuales tiene su propia dinámica con causas e implicaciones de migración y movilidad muy particulares. El lector podrá ver luego de cada subtítulo que las voces directas de los narradores, aunque han sido editadas, “hablan” y mantienen su acento y vivencia del fenómeno. A esto es a lo que llamamos “multiplanos etnográficos”. Al final se plantean en líneas generales algunas perspectivas de la investigación.
LA AVALANCHA DE ARMERO Y EL “TRASTEO” DE MUNICIPIOS
“De los que quedamos vivos en ese momento no éramos más de cinco mil personas, lo que pasa es que a raíz de todos estos eventos se presenta el problema político-social; el político pues a cultivar a sus votantes con esta tragedia, a nosotros nos pusieron a seleccionar personas que vivieran realmente en Armero, es decir, hacíamos un comité, íbamos; bueno éste sí es de Armero, y le hacíamos preguntas al que no se conocía, al que era como raro, porque, por ejemplo, aquí en Guayabal se dio que Guayabal con Armero se conocían todo, sitios, lugares, todo de Armero, entonces la comunidad muchas veces ayudó, y nos decían: éste vive aquí en Guayabal, y así íbamos identificando. No éramos muchos pero todo se manejó políticamente y resultaron con carné de damnificado unas setenta mil personas”.
“La situación fue difícil, yo estaba en la plaza principal con un amigo, eran como las seis de la tarde y veíamos un cenicero que se levantaba por todo lado y el aire era espeso, se respiraba todo espeso. Cuando dieron como las once comencé a escuchar un ruido horrible y vi como se montaba el lodo por encima de todo, salí corriendo y fui a buscar a mi esposa y mi niño. La saqué y saqué a mi niño en brazos sin abrigo ni nada, hacía mucho frío, no había luz y todo era caótico. Subimos a un carro que acarreaba al que podía y salimos, busqué a mis papás, pero cuando intenté avanzar a la casa de ellos no me fue posible, todo el paso estaba cortado por la avalancha, fuimos a parar a la montaña y allí pasamos la noche, mi niño sin más abrigo que mi propio cuerpo. Después nos acogieron aquí en Guayabal, que hoy es la cabecera del municipio de Armero, porque lo que se destruyó en su totalidad fue la cabecera municipal, Armero sigue vigente, por eso la cabecera se llama Armero-Guayabal. Guayabal era un corregimiento de Armero”. “La relación de la gente de Guayabal con los que nos vinimos para acá fue cordial debido a que Guayabal realizaba sus labores comerciales y a la vez también sus colegiales estudiaban en el casco urbano de Armero, entonces la relación era muy cordial, muy de amistad, muy de hermandad, aquí no hubo problema en ese sentido, el distanciamiento entre guayabalunos y armeritas casi no se notó, muy someramente por ahí una o dos personas, pero realmente había mucha relación, porque Guayabal, hablándolo a carta blanca, era un barrio más de Armero, ¿por qué?, porque los días festivos el paseo era al río Sabandija y ahí todos veníamos a Guayabal, Guayabal antiguo, a caminar por las calles, que eran dos, tres, lo mismo la gente de Guayabal iba a hacer su mercado al casco urbano de Armero, entonces la relación no, no se notó la diferencia, no hubo ningún problema con la aceptación de la comunidad. En cambio la gente que se fue para Lérida sí encontró resistencia en la aceptación. Lérida sí era un municipio distinto y los armeritas que fueron a residir allá sí tuvieron inconveniente con ellos y aún hoy, ya en 2009, se sigue presentando distanciamiento entre leridenses y armeritas”.
“La pelea fue y sigue siendo dura porque la discusión se plantea en términos de qué tenían ustedes y qué les dimos nosotros. Los leridenses dicen: nosotros somos de Lérida y ustedes vinieron de otro municipio, y los armeritas responden: no, es que por nosotros están creciendo, sino ustedes hubieran seguido siendo Lérida un municipio pobre, un municipio sin desarrollo. El problema fue que con la manipulación política se llevaron el comercio y el mejor apoyo en todo sentido para Lérida y desmantelaron a Guayabal cuando debían haberlo apoyado porque fue ese corregimiento el que representaba luego de la avalancha al antiguo Armero. En Guayabal no se dan esas peleas porque todos estamos luchando por sacar adelante este municipio”. “Este trasteo de municipios y de influencias surgió por los intereses políticos entre dos gamonales del municipio, que eran el doctor Alberto Santofimio Botero y el doctor Guillermo Alfonso Jaramillo, eso fue lo que nos generó tantos problemas, pues para ellos lo prioritario era re-construir un fortín de votos y no una nueva vida para los armeritas.Esas influencias políticas manipularon todo para que la ciudad regional fuera construida en el municipio de Lérida y no en Guayabal. La Ciudad Regional de Lérida, tal como la llamó la Fundación Resurgir, encargada de la reconstrucción”.
“El desplazar la importancia de Armero a Lérida se dio también por la manipulación en la compra de tierras, ese forcejeo de dónde se venden mejor aunque no sean buenas tierras, todo ese proceso de reasentamiento generó pugna de intereses entre Lérida y Armero-Guayabal. Además, por el mismo proceso de publicitar y vender mejor a Lérida por parte de los políticos y de sus conexiones con la Fundación de la Reconstrucción y con otros medios, hizo que las inversiones privadas miraran hacia Lérida y no hacia el nuevo Armero. Desde Guayabal nosotros discutimos, peleamos, hicimos paro para que se focalizara algo aquí, que se concentrara lo que era Armero, toda la inversión de vivienda y demás inversiones, pero finalmente salió adelante Lérida”. “Pero no toda la gente se quedó en esa pelea, algunos se fueron para otros municipios como Guaduas, para Bogotá al barrio San Mateo, para el mismo Ibagué, para Honda, Mariquita y algunos otros hasta para La Dorada en Caldas”.
“El paso del tiempo ha demostrado que esa pelea política de hace más de veinte años, que se ocupó más de intereses económicos y de poder que de las consecuencias de gente y territorios damnificados, ocasionó ruina y desolación a algunos y querellas enquistadas y espacios que se ven producto de un afán de poner cosas, que de una real y planificada inversión: esos son los paisajes de Guayabal y Lérida el día de hoy. Lérida, a pesar de que le dieron todo el apoyo, todas las inversiones del caso, no se ha desarrollado como debiera haberse desarrollado, como lo pensaron desarrollar. Armero-Guayabal, políticamente nos han estado debilitando, es tanto así que se llevaron los juzgados para Lérida, el círculo de juzgados de Armero se lo llevaron para Lérida, se llevaron las entidades bancarias también, exigieron que en Lérida funcionara el Banco Ganadero o el hoy BBVA, Banco de Bogotá, todos los bancos que funcionaban en el antiguo Armero, y hoy en día usted puede ir y no existe ni Banco Agrario, ni Banco Cafetero, no existe ni Banco Ganadero, no les dio resultado. Hoy ni la una ni la otra tienen ni siquiera zona industrial, toda la manipulación de la inversión industrial, que váyase para Lérida que allá es mejor, etc. queda hoy en zonas industriales con lotes abandonados, no hay nada”. “La situación de Armero-Guayabal en la actualidad es bien compleja. En este momento al municipio entró la Ley 550, ¿por qué?, porque inicialmente recibió la carga prestacional de pensionados, de ellos tiene 67 pensionados. Por lo que es evidente que es un municipio que después de la tragedia los problemas le siguieron sobreviniendo. Es un municipio que quedó con damnificados y, como si fuera poco, le encimaron la carga prestacional del municipio de Armero, el Estado no ha querido recibírsela. No es lo mismo ese problema prestacional en el antiguo Armero que era un municipio pujante, a la nueva configuración municipal donde su cabecera tiene profundas dificultades económicas. La cuestión fue que recibieron un municipio sin saber qué era lo que recibían con él. En Armero era la Caja de Previsión Municipal la que daba los recursos, pero al morir la cabecera de Armero, muere la Caja de Previsión porque murió todo, pero sí quedan los pensionados, entonces a raíz de eso ha venido esa carga prestacional aumentando y hoy en día tenemos problemas, porque gente que había trabajado en Armero ya se pensionó y esas cuotas pensionales las están pidiendo también al municipio, entonces todo eso ha sumado, ha sumado y el municipio va de para atrás, entonces hoy en día ya el alcalde vio la necesidad de declarar la Ley 550, para blindar a Armero-Guayabal de las demandas que tenemos y más que todo por el pago a los pensionados, porque no da el municipio económicamente con su recaudo, no se alcanza a cancelar”.
“A pesar de todo lo acontecido con la disputa entre municipios ocasionada más por gente de afuera que de adentro, reconocemos que en Armero-Guayabal hubo apoyo especialmente en cuanto a la construcción de viviendas, particularmente de parte de la comunidad internacional. Se construyeron varias opciones de vivienda. El mismo Resurgir inicia con 150, Minuto de Dios construye 144 soluciones, Codimovil Ayudémonos construye 70, la Comunidad suiza se vincula también con 120, construye también el Colegio Jiménez de Quesada, lo amplía, construye su salón múltiple, la comunidad bávara aporta 32 en total”.
“Hoy, propios y adoptados vivimos de la agricultura de maíz, de ser jornaleros en las haciendas que aún quedan, trabajos en la administración y de intentar sacar adelante negocitos en distintas ramas. Cada año vamos a la antigua Armero nos reunimos con quienes siguen viniendo aún a recordar a sus muertos”. [Ver Fotografía No. 5].
FOTOGRAFÍA No. 5-ARMERO


(Voces seleccionadas y editadas en su redacción a partir de entrevistas a: Héctor Santos Ríos, Gustavo Quiñones Meneses, Gloria de Jesús Muñoz. Trabajo de Campo: Armero-Guayabal, julio 2009)
LA RESERVA “DE MUTIS”
“Todo comenzó en el año 72. El primer barrio de invasión que se construyó en la Reserva fue el Antiguo Fernández, donde empezó; ese barrio era el camino a la vereda San Diego, un caminito por donde pasaban las recuas que subían a traer la panela de esa vereda. Al lado de ese barrio otras personas pelearon el derecho a hacer casas y se fueron multiplicando. La ciudadanía de Mariquita reclamó, entonces se logró que el municipio contratara, en esa época con el Instituto de Crédito Territorial, la construcción de un barrio acá en la parte urbana, que se denominó igualmente el Nuevo Fernández, pero cometieron un error al hacer la reubicación porque le entregaron a la gente unas casitas muy buenas allí para que vivieran, pero no recuperaron lo que estaba allá en la Reserva. Así que algunos se vinieron a vivir allí a las casitas buenas, pero resultaron vendiendo las que tenían allá en la Reserva de Mutis, como la llamamos. Eso sucedió por consentimiento de la Personería Municipal, sabiendo, sin embargo, que desde 1960 se había constituido en Reserva Forestal con 640 hectáreas, según Resolución No. 1240 del Ministerio de Agricultura. Y la situación empeoró a partir de 1985, que fue la tragedia de Armero, eso dio vía a que mucha gente se desplazara hacia este territorio y empezara a invadir ese terreno. Hoy con unas y con otras familias asentadas en la parte noroccidental suman 550 en total”.
“Pero se debe tener en cuenta que la gente que llegó de la avalancha de Armero no siempre eran damnificados, algunos se hicieron pasar por ellos; dicen que no sobrevivieron más de cinco mil y la verdad es que era una cantidad de personas, que en número desbordaban por todas partes los dizque “armeritas damnificados”. Al final se supo que había gente de Puerto Boyacá, de La Dorada, de otros municipios que se hicieron pasar por afectados. Pero al ver que venían con carné les dieron predio allí y hoy son pobladores de la Reserva también”.
“Cuando todo esto sucedió se pidió auxilio a la gobernación y ésta intervino ante el Ministerio de Agricultura de la época porque no había en ese tiempo Ministerio de Ambiente, entonces el Ministerio de Agricultura intervino convirtiendo aquello en Reserva. Pero la municipalidad desconoció estas disposiciones y no sólo dio permisos para construir, sino que también vendió terrenos de la Reserva para construir viviendas”.
“Ya más tarde, en 1985 cuando sucedió la tragedia de Armero, se volvió a reclamar al gobierno, y con el presidente Betancur quien vino aquí, se acordó que no se iba a dejar construir ni un cuarto más. Pero todo fue en vano, con el tiempo la Reserva se parece cada vez menos a lo que debe ser y se encuentra invadida por barrios y hasta por casas de lujo, como la que un alcalde construyó allí para él y su familia. Todo desplazado económico, desplazado por la violencia o por alguna catástrofe natural, es puesto allí, bien sea para salir del paso a un problema social sin mayor análisis o para comprar votos. De una u otra manera la Reserva se ha convertido en un fortín para la administración. Cada alcalde o político con renombre tiene su barrio allí en la Reserva. Por ello, varios de esos barrios de invasión de la Reserva llevan los nombres de alcaldes de Mariquita. Por ejemplo, el barrio William Rubio I y barrio William Rubio II, después está Villa Jannet”.
“Las acciones en defensa de la Reserva han sido de los ciudadanos, de algunos ciudadanos que sienten el compromiso con el medio, con Mariquita, y también con el país, porque es un pulmón en el Medio Magdalena. Todo se ha hecho para evitar que la Reserva se siga convirtiendo en un vertedero de gentes sin mayores calidades ambientales ni de salubridad y, además, en contra de un lugar como esos, que no tiene por qué ser transformado agresivamente el territorio de urbanización”. [Ver Fotografía No. 3].
FOTOGRAFÍA No. 3. URBANIZACION DE LA RESERVA-MARIQUITA


Se entiende bien la necesidad de vivienda de la gente desplazada por la razón que sea, se entiende la falta de recursos económicos y la búsqueda de bienestar, pero ese lugar no es para subsanar esos problemas. Además, que todo se ha hecho con subterfugios de intereses personales. Como ciudadanos reunidos en asociaciones como Patrimonio Ambiental, Cabildo Verde y Centro de Historia, entre otros. El procurador ambiental del Tolima vino con representantes de CORTOLIMA y se reunieron con el Concejo, el alcalde y los invasores de la Reserva, y en vista de que nada se cumplió, entabló una acción de cumplimiento ante el Juzgado Quinto de Ibagué, pero la realidad es que la invasión sigue no sólo porque se hagan nuevos ranchos [ver Fotografía No. 4], sino porque los invasores de la Reserva han ampliado a su gusto su predio y como solar, jardín o huerta tienen terrenos considerables que forman parte de su hábitat más próximo. Así, la reserva misma se va estrechando y las cercas de las casas se amplían cada vez más”.
FOTOGRAFÍA No. 4-RANCHO RESERVA MARIQUITA

“Casos de quienes llegaron a instalarse allí con el beneplácito de la alcaldía de turno hay muchos, pero ocupémonos de lo que pasó con las gentes que llegaron de la avalancha de Armero en el 85 o más adelante. Es contradictorio, varias gentes llegaron a instalarse allí porque venían migrando de lo que en Armero pasó, pero esa avalancha también le trajo ganancias a Mariquita. Se pudiese decir rápidamente que una cosa compensa la otra, pero no, el hecho primero pudo haberse manejado dándole predios en otra parte a la gente que venía de esa catástrofe, y lo de cómo Mariquita comenzó a ganar protagonismo como municipio después de la avalancha de Armero es un asunto que surgió por las mismas dinámicas sociales y territoriales de los municipios aledaños al derruido Armero. El comercio de Mariquita se vio incrementado, varios bancos sentaron sus sedes aquí y las dinámicas socioeconómicas se notaron considerablemente. Pero son sin duda dos asuntos distintos, aunque surgen de una misma fuente. Ese igual panorama de sustitución de importancia de Armero por Mariquita, le restó importancia también a otros municipios que eran destacados en ese momento como es el caso de Honda”. “Pero esas ganancias de Mariquita se dieron con el tiempo, porque a decir verdad, en el momento mismo de la tragedia de Armero la gente vendía casas que ocupaban manzanas completas, todo el mundo tenía temor. La ciudad de Mariquita quedó desolada. Esos temores eran por supuesto infundados, porque hacia esta parte no podía desbordarse el río Gualí, era geográficamente imposible. Hacia Honda sí, allí, la catástrofe se sintió cerca porque el desbordamiento afectó varios barrios. Ya cuando todo se serenó, hacia 1995, entonces la gente empezó a ver este municipio como una gran posibilidad en tierras, economía, comercio, etc. Las inversiones se vieron no solamente de quien ya no podía invertir en Mariquita, sino de inversores de otras partes como El Líbano y Fresno, que vieron el movimiento de personas, de bienes y servicios en Mariquita y que sabían el futuro promisorio que se avecinaba”.
“Esas más de 640 hectáreas de bosque han sido reducidas a menos y cada vez más porque los correctivos no son contundentes y menos con la puesta de electricidad y de carretera pavimentada que divide en dos la Reserva Forestal José Celestino Mutis”.
“Pero la situación no sólo es dramática por el proceso de migración hacia la Reserva, que hasta hoy llegan desplazados de sitios como el Guaviare, sino también porque las viviendas se construyen con materia prima del mismo bosque, es como una despensa en todo sentido. Al no haber agua corriente, la toman de donde pueden, al no tener alcantarillado todo se vierte a las quebradas, especialmente del Peñol. Lo más grave es que esta quebrada va a ser canalizada. Existe una partida presupuestal de consideración para ello. Esto se denunció ante la Viceministra del Medio Ambiente, que estuvo por aquí y arguyó que el proyecto ya estaba aprobado. La quebrada debe hacer su curso normal, para que se pueda volver a reforestar esa zona. Se estima en tres mil millones de pesos este proyecto, dinero que bien podría servir para reubicar a las familias que viven en la Reserva”. “Esta Reserva, que irónicamente también se llama “el bosque de los votos”, tiene a su interior fronteras que se marcan por lo que se dice y por lo que allí se hace. Los barrios hoy constituidos en su mayoría legalmente, tienen delimitaciones marcadas, aunque cuando uno va allí parece que fuera una casa encima de la otra, que no se distingue bien dónde empieza y termina otra. Quienes allí viven saben bien las marcas no sólo a través de sus nombres: El Peñol, Buenavista, Los Azulitos, San Diego, Villa Jannet, entre otros, sino también porque cada barrio ya cuenta hoy con una Junta de Acción Comunal, están ya bien organizados”.
“Lo que resta como posibilidad de frenar la degradación de la Reserva o lo que queda de ella, es, por una parte, el cumplimiento de los acuerdos de Presidencia de la República con el alcalde y, por la otra, el papel de la academia a través del comodato con la Universidad Nacional, sede Bogotá”. Sobre la primera posibilidad tenemos que el presidente en persona hizo comprometer ante los ciudadanos de Mariquita al alcalde con FINDETER, para comprar un lote de reubicación. Se estima que esta compra se hará en lotes de la vía a Honda, los terrenos son allí amplios en extensión y en posibilidades de desarrollo socio-económico. Sobre el papel de la Universidad Nacional queda la proyección que haga más allá de lo puntual, sobre el hecho de que recibiera este año (2009) en comodato la Casa de Los Pintores en donde se pintaban las acuarelas del proyecto que tenía José Celestino Mutis sobre las especies de distinta naturaleza que se registraban en la Reserva y sus regiones estudiadas. El proyecto contempla hacer investigación y conservación de lo que queda de la Reserva, hacer un aula virtual y el archivo de la Reserva”.
(Voces seleccionadas y editadas en su redacción a partir de entrevistas a: Esther Julia Cárdenas, Hernando Ávila Vanegas, Arnoldo Vásquez T., José Orlando Velásquez y Rodrigo Alfonso Patiño. Trabajo de Campo: Mariquita, julio-agosto 2009).
GENTRIFICACIÓN Y SOSTENIMIENTO SOCIO-TERRITORIAL
“Desde hace menos de una década [fecha referencia 2009] se viene dando en Mariquita un fenómeno muy particular. No sólo es la población desplazada por problemas económicos, de violencia o la que llegó en el 85 por la catástrofe de Armero. También ha venido asentándose una población que se instala por temporadas o que compra tierras a campesinos o lugareños y sustituye tipos de vivienda locales por formas nuevas, cambian formas de vida, generan trabajos (domésticos, de mantenimiento de viviendas, entre otros) y, sobre todo, especulan con el precio de la tierra y de la vivienda, lo que afecta negativamente a los nativos que no cuentan con el mismo capital de inversión. En la ciudad se ve algo que antes no se veía [con relación a 1999]: condominios, conjuntos cerrados que van desde los más o menos normales a los más lujosos; así, las parcelaciones son notables también”. “En una ciudad de una extensión de 291 kilómetros cuadrados y de 32.933 habitantes, podemos hablar de 6 a 8 condominios con aproximadamente 12 a 15 casas cada uno y cada casa con edificación y vivienda por extensiones que van desde los 600 a los 1.500 metros. Estos migrantes de veraneo ?migrantes de confort como a veces se les llama en Mariquita? vienen especialmente de Bogotá”.
“En Honda la situación es similar, pero las inversiones en vivienda son más para restaurar o habilitar. Artistas, periodistas, intelectuales de varias partes del país, especialmente de Bogotá, o extranjeros que gustan del paisaje hondano han comprado bellas y tradicionales casas. En muchos casos las han transformado en verdaderas mansiones donde la infraestructura, tecnología, servicios y bienes están dentro, de tal manera que cuando sus ocupantes están de vacaciones, pocas veces salen a pasear por el pueblo, todo lo tienen en la casa”.
“Estas situaciones de pobladores estacionarios ?en Honda y en Mariquita? traen transformaciones interesantes a nivel social, territorial, económico y hasta cultural, pero ocasionan también una especie de arrinconamiento contemplativo de los nativos que ven cómo ante la imposibilidad de adquirir este tipo de viviendas, que son más suyas que de los foráneos, deben pasar por las calles y contemplar que la casa de éste o aquél, está en manos de alguien que a veces sólo les suena de nombre o de la revista que hojearon rápidamente”. “El cambio en este sentido es marcado, especialmente en Honda. La dinámica propia de Honda, que era el comercio y un movimiento nativo alrededor de la pesca del río Magdalena, se ve hoy en la necesidad de abrir nuevos campos de acción. Bares con nombres como el “Rendez-vous”, hoteles butique con las comodidades de un hotel cinco estrellas, restaurantes al gusto de los foráneos, fiestas que se reviven sobrecargadas de tradiciones para gustar al foráneo y una idea mal concebida de que Honda se está preparando para el turista y de que es un destino turístico como tal, están a la orden del día”.
“La especulación en el precio de bellas casonas es más desbordante, ya los nativos saben cómo manejar esas ventas y van adaptando lo que tienen al gusto del de afuera para vender su bien supuestamente a precio deseable, pero la realidad es que venden y luego no saben para dónde irse y termina todo en nada. Esa sustitución de gentes, formas de vida y del supuesto turismo, ha desbordado a los nativos que se imaginan que las posibilidades de adquisición de capital están en todas partes y por todos los medios comienzan a especular de manera desproporcionada y con todo, desde los precios de una gaseosa hasta los transportes entre, por ejemplo, Bogotá-Honda-Bogotá, como el caso más escandaloso. Por ejemplo, en lo que se llama el tiempo frío, sin turistas, el transporte de Bogotá a Honda cuesta 12 mil pesos (se habla de agosto 2009) y se puede negociar hasta por 10 mil pesos. Pero si es en temporada de puentes o de vacaciones especulan cobrando hasta 50 mil pesos. Y así sucede con muchos bienes y servicios”.
“Todo lo que en su momento ocupaba la ciudad de Honda como corporaciones, bancos, empresas como COLMOTORES, industrias como COLTEJER, FABRICATO, trilladoras de café, en la actualidad no son más que edificaciones, en muchos casos abandonadas, y seguramente pronto serán adquiridas por gentes de afuera que están volviendo élite ciertos sectores de esta ciudad”. “Lo que todo eso ha generado es un cambio de vocación de los hondanos. Unos se vuelven comerciantes al haber perdido sus trabajos en empresas e industrias, otros migran buscando mejores opciones de trabajo hacia ciudades cercanas como Bogotá o La Dorada. Y la diferencia fundamental con los otros municipios vecinos, especialmente con La Dorada y Mariquita, es que en Honda no hay casi zona rural, la vida económica y socialmente se desarrolla en la zona urbana; por tanto, cualquier cambio en la cabecera municipal, incluyendo las riberas de pesca del río Magdalena, implican cambios de fondo.Pero, ¿qué es lo que ha decantado esa migración estacionaria y la inversión de un capital en torno a la vivienda como segunda residencia o de negocios que se relacionan directamente con el consumo de la nueva población? La gente viene buscando esas construcciones del sector histórico, todo el sector colonial que está en distintas partes de la ciudad está poco a poco quedando en manos de personas que de dentro y fuera del país llegan atraídos por construcciones tipo andaluzas. Para muchos ?aunque debería verse con más calma? la denominación de Honda como la Cartagena del interior ha impactado en la decisión de compra de un predio. Por otra parte, no se puede negar que el paisaje que rodea la ciudad con el río Magdalena, el río Gualí, el río Guarinó, las quebradas del Bundi y de la Picota es envidiable, además de los acondicionamientos que trae la misma elitización de varios sectores de la ciudad que cuentan en la actualidad con dos zonas rosas de divertimiento: la Avenida Centenario y la nueva zona rosa de La Soto Camero, que nació cuando el comercio de Honda se acabó físicamente porque se lo llevó el río Gualí en la avalancha de Armero”.
“Una cuestión importante a tener en cuenta es que la compra de predios por gente foránea se ha dado en los sectores y viviendas que hoy están más deprimidos y que en antaño fueron las zonas de “la gente bien”, casas de virreyes, antiguos conventos, zonas de comercio de élite de la colonia. Esa reapropiación tiene la ventaja de que recupera el patrimonio colonial de la ciudad y lo mantiene, como ya anotábamos antes. Ejemplos de ello son La Cuesta del Coco, el barrio Retiro, la Cuesta de los Herreros. Suena paradójico, pero los lugares donde van a vivir ahora familias “muy bien” fueron cantinas de todo tipo, porque unas eran de alto nivel y otras eran de lo más bajo que se pueda pensar”. “Es de anotar, sin embargo, que todo este proceso de rehabilitación de viviendas y de transformación urbana de Honda, no se ha dejado a la deriva. Es decir, visto tal y como se ha descrito, pareciera que estamos dejando todo en manos de los de afuera, pero no es así, estamos organizando foros y debates públicos a través de La Cámara de Comercio de Honda y la Sociedad de Cámaras de Comercio del centro del país, para establecer mecanismos y proyectos de reapropiación de la ciudad en varios temas: concertación entre lo público y lo privado, seguridad ciudadana, crisis de valores y conflictos, entre otros; lo que propusimos básicamente es crear mecanismos para cambiar la actitud de la sociedad local y de la administración pública. Es un proceso que comienza y que pudo en mucho, quizá, estar estimulado por esas evidencias que viene dejando la gente de la “alta” que se está apropiando de distintas maneras de la ciudad de Honda”.
(Voces seleccionadas y editadas a partir de entrevistas a: Manuel Guillermo Suárez, Jaime Hernando Galindo, Jorge Enrique Trujillo, Guillermo Rojas., David Ramón Caldas. Trabajo de Campo: Honda, junio 2009).
ANOTACIONES Y PERSPECTIVAS
Que un fenómeno se produzca en su propio territorio y tenga causas y consecuencias propias del lugar, aunque pueda estar influido por cuestiones externas, produce, sin duda, la posibilidad de prever el cambio; pero que las causas sean localizadas y las consecuencias territorialmente dispersas ocasiona, por el contrario, no sólo una enajenación de lugar, sino también un despaisajeamiento4 de las consecuencias. Esto último es lo que sucede con fenómenos como la migración y la movilidad de poblaciones, bienes y servicios. Pero, a la vez, la última circunstancia que hemos referido posibilita poner de manifiesto problemas propios del lugar de “llegada del fenómeno”, que de otra manera parecieran totalmente normales, por vivirse cada día con el acostumbramiento propio de lo invivible de ciertos temas de la vida cotidiana. Evidencias las hemos dejado sentadas: una Reserva Forestal como la José Celestino Mutis en Mariquita, que ha venido siendo expropiada desde hace más de 30 años; la usurpación de una herencia próspera a partir del cambio político-administrativo que tuvo Armero-Guayabal al ser cabecera municipal del antiguo Armero; o el caso de una ciudad patrimonio histórico que sólo se volvió vivida cuando comenzó un fuerte proceso de gentrificación5 , como sucedió en el caso de Honda. Las dinámicas territoriales entendidas como aquellas dinámicas de tipo multi-escalar donde se ponen en juego recursos, actores, proyectos, y perspectivas institucionales, marcan la configuración del territorio y la historicidad de la sociedad donde se producen. Así, las dinámicas territoriales de los municipios estudiados han puesto en evidencia en términos “positivos” y “negativos” una retroalimentación de la región a partir de un fenómeno que, siendo aquél que está de actualidad como la migración y la movilidad, sus causas, consecuencias e implicaciones son bastante originales; lo cual es, sin duda, una invitación a examinar la tendencia a suponer causas en fenómenos extendidos y continuar trabajándolos en direcciones que se van tradicionalizando y que, a menudo, no generan más que la descripción de la descripción: migrantes en Australia, migrantes en España, migración forzosa aquí o allí. Sin desdeñar los esfuerzos intelectuales en la continuación de estos temas, planteamos como perspectiva dos asuntos centrales: de una parte, el estudiar este tipo de fenómenos en lugares de partida y de llegada y, con ello, examinar las implicaciones y las puestas en evidencia en los lugares de llegada o de acogida, de problemas locales que dicho fenómeno ha permitido evidenciar. Y de otra parte, explorar nuevas causas a un fenómeno que ya está cobrando una especie de estructura de larga duración.
BIBLIOGRAFÍA
Cavarero, Adriana. (2009). Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea. Barcelona: Anthropos.
Nates Cruz, Béatriz. (2008). “Procesos de gentrificación en lugares rururbanos: presupuestos conceptuales para su estudio en Colombia”. Revista Virajes, 10. [Universidad de Caldas].
Nates Cruz, Béatriz & Raymond, Stéphanie. (2007). Buscando la naturaleza. Migración y dinámicas rurales contemporáneas (Co-autoría). Barcelona: Anthropos.
Nates Cruz, Béatriz & Uribe, Manuel. (Coord.). (2007). Nuevas migraciones y movilidades…nuevos territorios. Manizales: Editorial Universidad de Caldas.
Malgesini, Graciela & Giménez, Carlos. (2000). Guía de conceptos sobre migraciones, racismo e interculturalidad. Madrid: Editorial Catarata.
VV.VV. Proyecto de Investigación: “Dinámicas Territoriales en el Medio Magdalena (Caldas-Tolima): 1991–2008”. ALMAMATER-Universidad del Tolima, Universidad de Caldas.
Personas entrevistadas en el Trabajo de Campo en Honda, Mariquita y Armero-Guayabal en 2008 y 2009
- Esther Julia Cárdenas- Hernando Ávila Vanegas - Arnoldo Vásquez T. - José Orlando Velásquez - Rodrigo Alfonso Patiño - Manuel Guillermo Suárez - Jaime Hernando Galindo - Jorge Enrique Trujillo - Hernando Caldas Navarro - Tiberio Murcia Godoy - Guillermo Rojas - David Ramón Caldas- Héctor Santos Ríos- Gloria de Jesús Muñoz
Este artículo surge del trabajo desarrollado en el Proyecto: “Dinámicas Territoriales en el Medio Magdalena (Caldas-Tolima): 1985–2008”, financiado por ALMAMATER, la Universidad del Tolima y la Universidad de Caldas entre los años 2008 y 2010. El marco institucional del proyecto lo brindó el Grupo de Investigación Territorialidades de la Universidad de Caldas y el Grupo Estudios Urbanos y Regionales de la Universidad del Tolima.
Grupo de Investigación Territorialidades. Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanas –ICSH, Universidad de Caldas. Correo electrónico:
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El concepto de “horrorismo” ha sido ampliamente trabajado por Adriana Cavarero (2009).
El término “despaisajeamiento” se traduce del francés “dépaysé”, que evoca la figura de quedarse sin paisaje reconocido, de estar sin “mi” paisaje, algo así como un “sin saber dónde”.
Este concepto remite a elitizar un lugar, a transformarlo superponiendo nuevas formas de vida socioeconómicas y culturales sobre las tradicionalmente existentes. Es una reapropiación territorial que implica cambios y expulsiones sociales y físicas de los nativos y sus territorios para ser cambiados por otros que comienzan a existir construyendo sobre lo pre-existente. Para mayor ampliación del concepto, ver: Nates & Raymond (2007) y Nates (2009).

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2 comentarios:

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    La migración a Australia

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